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Un viaje de ensueño por Australia y Nueva Zelanda a bordo del Celebrity Solstice

Durante 12 días disfrutamos de una navegación a bordo de Celebrity Cruises por Australia y Nueva Zelanda. Este viaje de ensueño incluyó 10 increíbles puntos y sirvió además para que disfrutáramos de las facilidades y servicios de lujo que ofrece el imponente Celebrity Solstice.

El 28 de noviembre el imponente y lujoso Celebrity Solstice zarpó desde el puerto de Sídney para concretar un viaje de ensueño por Australia y Nueva Zelanda. Tras haber hecho overnight el 27 de noviembre en Sídney, partimos para recorrer Melbourne (Australia) y varios puntos impactantes de Nueva Zelanda: Milford Sound, Doubtful Sound, Dusky Sound, Dunedin, Akaroa, Wellington, Tauranga y Auckland, donde culminó el viaje, el 9 de diciembre.

UN VIAJE UNICO.

Una vez en el barco, comenzamos a experimentar las bondades del Celebrity Solstice, navío que forma parte de la clase homónima y cuenta con capacidad para 2.850 pasajeros. La primera noche recorrimos Sídney: el reconocido Teatro de la Ópera de Sídney, el Puente del Puerto y el Acuario, entre otras múltiples posibilidades que ofrece la cosmopolita urbe.

A bordo del navío, disfrutamos de los deliciosos platos del Grand Épernay Restaurant, del deck 3.

El 29 de noviembre fue día de altamar, por lo que tuvimos el privilegio de vivir cada uno de los espacios y actividades de la embarcación, que forma parte de la Clase Solstice, de perfección estética y práctica, donde la atención a cada detalle y la satisfacción de todos los huéspedes son lo más importante. Entre otros beneficios, el barco dispone de un Lawn Club de césped natural, el taller Hot Glass Show creado en colaboración con el Museo Corning del Vidrio, elegantes comedores que ofrecen cocina de vanguardia y extraordinarios programas que incluyen producciones teatrales muy entretenidas.

Esa noche, participamos del Brindis de Gala con el capitán Yannis Berdos, quien presentó a los oficiales del navío y fuimos espectadores del show al estilo circense con el equipo de entretenimiento del Solstice.

Al día siguiente el barco ancló en Melbourne, la segunda ciudad más poblada de Australia, que encanta a sus visitantes por su vasta oferta de actividades y atractivos, que incluye edificios históricos, modernos rascacielos, enormes mercados y suburbios residenciales.

Al volver al barco, nos divertimos buscando nuestras fotos de las primeras horas del viaje, en los quioscos digitales del Celebrity Solstice. Asimismo, disfrutamos de las más elaboradas creaciones del Martini Bar & Crush, del deck 4, que cuenta con más de 100 vodkas diferentes y un equipo de bartenders muy talentoso.

El 1º y el 2 de diciembre fueron días de altamar, por lo que continuamos descubriendo el navío. Así, tras un exquisito y completo desayuno en el Oceanview Café, del deck 14 (abierto las 24 horas), asistimos a una demostración culinaria en el Grand Foyer del deck 3, para conocer los secretos de las preparaciones del chef ejecutivo del Celebrity Solstice. Temprano por la tarde, en el imponente Solstice Theatre del deck 4, fuimos al show tributo a Neil Diamond, de la orquesta Solstice.

Luego fue hora de dejarse consentir en el reconocido Canyon Ranch SpaClub, que ostenta múltiples tratamientos y masajes, entre otras alternativas.

En tanto, el 2 de diciembre, en el Sky Lounge del deck 14, también se llevó a cabo una subasta de arte, para descubrir el quién, el qué y el cómo del mundo del arte. Más tarde, justo antes de la cena en el Grand Épernay Restaurant, participamos del show del mentalista favorito de Australia, Derren Brown, quien ofreció en el Solstice Theatre un espectáculo al estilo del cine negro de los 30.

NUEVA ZELANDA INFINITA.

El amanecer del 3 de diciembre fue una postal inolvidable para los viajeros del Celebrity Solstice, ya que la jornada comenzó con la navegación por los fiordos de Nueva Zelanda: Milford Sound, Doubtful Sound y Dusky Sound, ofreciendo a los invitados la posibilidad de descubrir algunos paisajes mágicos e inolvidables.

La navegación por los fiordos comenzó temprano cuando el navío arribó a los estrechos fiordos de Milford Sound. Situados dentro del Parque Nacional de Fiorland, forman parte del Patrimonio de la Humanidad Wahipounamu Te y están protegidos por su geografía natural, convirtiéndose así en un paraíso para todo tipo de vida silvestre.

Asimismo, entre navegación y navegación por los fiordos, disfrutamos de un completo almuerzo en el Oceanview Café, el restaurante buffet del navío, que entre otras delicias, incluye pizzas, pastas, comida mexicana y asiática, carnes, hamburguesas, elaborados postres y helados.

Luego el Celebrity Solstice siguió el recorrido por Doubtful Sound, regalándoles a los viajeros un fenómeno de inigualable belleza natural, que alberga a dos especies de pingüinos. Durante el trayecto, disfrutamos de otros espacios del navío, como el Café al Bacio del deck 5 y participamos de una venta de relojes con increíbles descuentos en las tiendas de la embarcación.

La tarde cerró con el paseo por Dusky Sound, uno de los más grandes y complejos fiordos de Nueva Zelanda, un paraíso de vida silvestre, ya que alberga a especies de focas, delfines y aves. Durante la travesía, Dirk, el naturalista a bordo, fue el encargado de narrar las particularidades de los fiordos para todos los pasajeros.

El 4 de diciembre el Solstice arribó al puerto de Dunedin, en Nueva Zelanda, donde los viajeros pudieron conocer esta ciudad de estilo escocés y visitar atractivos como el Octagon Square, en el centro del enclave para tomar un café con muffin en algunos de sus pintorescos cafés, el Museo Otago, su Galería de Arte Pública, la Catedral de St. Paul, la estación de tren y el Larnach Castle.

Al regresar al navío, los esperaba una deliciosa cena en el Grand Épernay Restaurant y una fiesta temática interactiva de los 70, en el Sky Lounge del deck 14.

EXPERIENCIAS IMBORRABLES.

El 5 de diciembre el barco llegó a las costas de Akaroa, desde donde partimos en bus rumbo a la ciudad de Christchurch, que en 2011 sufrió un terremoto que provocó derrumbes y destrozos. En la actualidad, la ciudad se encuentra en franca recuperación y exhibe una rica oferta de actividades y atractivos. Luego de una tarde de paseo por el destino, regresamos al barco para participar de un show de ilusionismo encabezado por el artista John Taylor. Más tarde optamos por probar las delicias del Molecular Bar, un lugar que estimula los sentidos y permite descubrir la experiencia del arte de la coctelería molecular.

A la mañana siguiente el barco arribó al puerto de Wellington, capital de Nueva Zelanda y una de las urbes más pobladas del continente. Durante el paseo por la ciudad conocimos el Museo Nacional de Nueva Zelanda Te Papa Tongarewa y el Cable Car, que llega hasta los imponentes Jardines Botánicos de Wellington.

De vuelta en el Solstice, optamos entre los restaurantes de especialidades: Murano, de cocina francesa contemporánea; Silk Harvest, de cocina asiática; y Tuscan Grille, de cocina italiana.

Por la noche, presenciamos el divertido show de baile del equipo de profesionales del navío junto a los huéspedes, “So you think you can dance like the stars?” (Entonces crees que puedes bailar como las estrellas?), quienes interpretaron todo tipo de estilos en un entretenido espectáculo.

La jornada del 7 de diciembre fue en altamar, por lo que participamos de las actividades del navío y todas las comodidades como el solario, sauna, piscinas, clases de fitness y de baile, y gimnasio. También pudimos presenciar el Quickfire Challenge Top Chef en altamar, una entretenida actividad que permitió que los huéspedes del Solstice mostraran sus habilidades culinarias.

Asimismo, hubo tiempo para recorrer las tiendas y boutiques del navío, ubicadas en los decks 4 y 5, que ofrecen una amplia selección de relojes de lujo, joyas, productos de alta gama y de belleza, y perfumes, entre otros artículos de calidad.

El 8 de diciembre el barco ancló en el puerto de Tauranga, un bellísimo pueblo situado sobre una península y enmarcado por el monte Maunganui, famoso por sus hermosas playas, ideales para la práctica de surf. En tanto, la jornada de actividades en el barco incluyó un emotivo show folclórico maorí, en el Solstice Theatre, y más tarde fue tiempo de probar suerte en el Fortunes Casino. La velada cerró con el espectáculo “Voyage to Remember”, con las estrellas del Solstice en una inolvidable función de despedida.

Al día siguiente el barco arribó a Auckland, dando por terminado un viaje inolvidable a bordo del Celebrity Solstice.

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