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República Dominicana

Experiencias más allá de la playa

Además de playas de indiscutible belleza, República Dominica ofrece interesantes alternativas para conocer un poco más sobre la historia y cultura locales. En esta nota, partimos de Punta Cana con el objetivo de bucear en lo profunco de la isla en busca de su verdadera esencia. 

República Dominicana cautiva a turistas de todas las latitudes con sus múltiples bondades, entre las que sobresalen la belleza de sus playas, y el carisma y la hospitalidad de su pueblo.

En ese sentido, Punta Cana es uno de los destinos predilectos de los viajeros. Está dotado de una amplia y variada oferta de alojamiento, recreación y paseos, algunos de ellos de una interesante impronta cultural.

Considerando estas últimas propuestas, la intención de esta nota es tentar a quienes planeen visitar la isla a ampliar los horizontes de su estadía y sumarse a alguna de ellas, con el fin de conocer un poco más a fondo el país y su idiosincrasia a través de la historia y sus costumbres.

SANTO DOMINGO.

La visita a Santo Domingo es, sin lugar a dudas, indispensable para conocer y entender el pasado de República Dominicana. Si bien el paseo amerita una estancia de al menos tres días, también hay salidas de solo un día desde Punta Cana, en las que se visitan los principales puntos de atracción histórica de la capital de la isla.

En ese caso, lo ideal es concentrarse en la Zona Colonial de la ciudad, un espacio urbano que alguna vez estuvo totalmente rodeado de murallas y fuertes, y que en 1990 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Alberga la primera catedral y el primer castillo de América: la Santa Iglesia Catedral Basílica Metropolitana de Nuestra Señora Santa María de la Encarnación o Anunciación y el Palacio Virreinal Alcázar de Diego Colón, residencia del virrey de las Indias, Don Diego Colón, hijo de Cristóbal Colón. Definitivamente, ambos atractivos merecen una visita.

Por su parte, el parque Colón, junto a la catedral, está rodeado de bares, y es habitual ver a los locales jugando dominó, así como músicos callejeros (merengue, bachata y el perico ripiao son las principales expresiones musicales dominicanas), estatuas vivas y fruteros entonando pregones.

También se sugiere recorrer la Calle de las Damas, la más antigua del enclave, donde se observa una interesante mezcla de estilos arquitectónicos; lo antiguo y lo moderno se conjugan en esta urbe de más de 500 años de historia.

Asimismo, se puede conocer más del pasado visitando el Monasterio de San Francisco –que alberga las ruinas del primer monasterio de América–, el Museo de las Casas Reales, el antiguo Palacio del Gobernador General, el Palacio de la Real Audiencia, la Fortaleza Ozama –la más antigua fortificación en América–, el Panteón de la Patria, un antiguo edificio jesuita que acoge los restos de varios insignes representantes de la Orden de los Dominicos, y la Iglesia del Convento Dominico, el primer convento en América.

Por su parte, el paseo peatonal El Conde, de ocho cuadras de longitud, ofrece un ambiente bohemio, donde se fusionan los estilos arquitectónicos neoclásico y art deco, con una gran cantidad de comercios, tiendas de souvenirs, cafés y bares.

Si de idiosincrasia local se trata, nada mejor que visitar los “colmados”; reductos donde no falta el ron, la “mamajuana” (bebida curativa y afrodisíaca, preparada con raíces, ron, miel y vino) y las “cervezas vestidas de novia” (bien frías). También se pueden degustar platos típicos de la cocina dominicana, a base de arroz, habichuelas, carne y vegetales, además del distintivo café, cacao, frutas tropicales y tabaco.

Y, por supuesto, hay mucho más para ver y hacer del otro lado de las antiguas murallas: entre los principales atractivos sobresalen la Casa de Gobierno, el monumento a Fray Antón de Montesinos, los parques naturales y el faro a Colón, inaugurado en 1992 con motivo de la conmemoración del 500 º aniversario del descubrimiento de América.

LA ROMANA.

Otra interesante alternativa es visitar Altos de Chavón, en La Romana. El tiempo de viaje desde Punta Cana es de poco más de una hora a través de la costa sureste. Se transita por un camino bordeado de floridos framboyanes (bellos árboles típicos de la región), diferentes tipos de palmas y enormes campos sembrados con caña de azúcar.

El cruce del río Dulce indica la llegada a Casa de Campo, el destacado complejo –que cuenta con un aeropuerto propio– en el que está enclavado Altos de Chavón, una réplica de un pueblo medieval que hoy es una encantadora aldea de artistas, con talleres, bares, restaurantes, galerías de arte, y pequeñas joyerías y comercios de artesanías.

Asimismo, al recorrer sus laberínticas calles emparedadas se accede a un gran anfiteatro con capacidad para 5.000 personas, centro de espectáculos del pueblo y escenario de estrellas internacionales de la talla de Frank Sinatra, Julio Iglesias, Gloria Estefan, Carlos Santana y Sting, entre otros.

También sobresalen el Museo Regional de Arqueología, considerado el más importante de la isla, con una amplia colección de arte prehispánico; y la iglesia de San Estanislao, emplazada junto a un acantilado, con una soberbia vista del entorno, dominado por el río Chavón.

Respecto a este último, cabe mencionar que se ofrece la posibilidad de navegarlo a bordo de una especie de trajinera, desde donde se puede apreciar la apacible belleza del entorno. El cauce del río está bordeado por acantilados y una frondosa vegetación, escenario de parte del rodaje de las películas “Apocalipsis Now”, “Anaconda” y “Rambo 2”.

Luego el paseo continúa en un catamarán hasta la isla Catalina –santuario de la flora y fauna del país–, donde se ofrece un almuerzo típico dominicano en la Playa Grande.

RUTA DEL RON.

Asimismo, una cautivante alternativa es transitar la ruta del ron, una bebida que tiene su origen en el Caribe, siendo República Dominicana uno de los 10 productores más grandes del mundo y uno de los cinco países de mayor consumo. Motivo por el cual el ron constituye una de las industrias locales más importantes y de mayor exportación.

Para adentrarse en este fascinante mundo, el viajero puede visitar la fábrica de Ron Barceló, que data de 1930 y hoy es una de las más reconocidas, exportando sus productos a más de 50 países.

La excursión –de día completo– permite conocer todo el proceso del ron; desde su inicio en los cultivos de la caña de azúcar hasta el embotellado. Así, se visitan las plantaciones de San Pedro de Macorís, la destilería donde se elaboran los alcoholes a partir del jugo de la caña, las bodegas de añejamiento, y la planta de blending y embotellado, además del Centro Histórico Ron Barceló, que contiene un museo y área de degustación.

Asimismo, durante la visita se circula a través de un batey, denominación que reciben las comunidades rurales haitianas que surgieron alrededor de la industria azucarera en el interior dominicano.

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