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Paises Bálticos

Legado natural

Los fiordos ocupan la costa oeste de Noruega entre Bergen y Trondheim. Este escenario es el resultado de un proceso geológico: durante las glaciaciones el hielo excavó los valles hasta hundirlos por debajo del nivel del mar. Cuando el hielo se fundió, el agua oceánica invadió las colinas y dejó este maravilloso legado natural.

La región de los grandes fiordos en Noruega concentra una sucesión de paisajes inmaculados que apenas alteró la mano del hombre. Sus mayores atractivos son las mismas montañas y los valles profundos, las gargantas agrestes y los bosques de coníferas y abedules que trepan hasta las mesetas más altas. Sea cual sea el trazado de las rutas, las cataratas siempre están presentes. Nacen en los picos nevados o se descuelgan de los glaciares que moran en las cumbres, arrojándose sobre lagos y abismos. Naturaleza pura que alcanza su expresión más extrema en los fiordos, lo más destacado del paisaje noruego.
Asimismo, en estos espacios sin horizonte se estableció una parte del pueblo vikingo, cuyas huellas aún asoman en las granjas apartadas o en los pequeños puertos de pescadores. La suya fue una cultura de grandes navegantes y colonos que construyeron ciudades como Dublín y Brujas; y crearon una vasta epopeya con sus descubrimientos de tierras lejanas.

EL PUNTO 0.
Bergen es una ciudad fundada por el rey Olav III “el Pacífico” en 1070, además de la puerta sur de la región de los grandes fiordos. Rodeada por montañas que le cubren la espalda y por un cinturón de islas, vivió siempre del comercio. Durante la Edad Media y hasta el siglo XVIII, la Liga Hanseática mantuvo el monopolio mercantil: vendía los arenques y el bacalao local en distintos territorios europeos; además de trigo en las tierras del norte. En la actualidad las compañías petroleras negocian el oro negro que brota frente a las costas, pero la postal tradicional de Bergen no se perdió con el paso de las años. Aún se pueden transitar los tradicionales barrios de casas de maderas, con sus calles pavimentadas con tablones.
Esta ciudad puede contemplarse desde los miradores de las colinas. Un funicular lleva al de Floyfjell, a 320 m. de altura, desde donde se observa el trazado urbano. En Bergen el mar se cuela entre las islas y arremete suavemente contra las costas. Mientras que las montañas se abren paso dando origen a una maraña de fiordos que se entrelazan como una cadena de eslabones.

FIORDO DE LOS SUEÑOS.
Desde esta tradicional ciudad se puede llegar a Gudvangen por carretera, para embarcarse en los cruceros que navegan por el fiordo de los Sueños. Allí la naturaleza depara increíbles paisajes como las cataratas de Vöring. Una montaña se abre en dos y forma un tajo de 182 m. de altura por el que se precipita el agua, estruendosa y bravía.
El paso seguido en este recorrido es Flåm, un pequeño enclave situado en el fiordo Aurlandsfjord –que a su vez es un brazo del fiordo de los Sueños–. Desde su puerto sale el tren de Flåm: un verdadero observatorio ambulante que a lo largo de 20 km. escala las montañas y deja entrever cascadas, valles y granjas que desafían a los precipicios. Algunos de los hitos que recorre son la cascada Rjoande, de 140 m. de altura; el lago Reinunga; el glaciar de Jostedal, el más grande de Europa; y la catarata de Voring, la más alta de Noruega. Luego de un viaje de una hora aproximadamente finaliza su recorrido en la estación de montaña de Myrdal; una elevada meseta desde donde se contemplan magníficas panorámicas de todo el valle.
Asimismo, y ya de vuelta a Flåm, la travesía por otros fiordos demanda nuevos medios de locomoción. Los transbordadores y los barcos grandes son los encargados de explorar los fiordos de Aurland y de Nærøy. Esta área representa algunos de los paisajes más extremos, espectaculares y bellos del orbe. Tal es así que la Unesco incluyó a Nærøy en su lista de Patrimonio de la Humanidad. Se trata de uno de los fiordos más estrechos del mundo, con solo 250 m. de ancho y montañas de hasta 1.800 m. a sus costados.

DIAS INTERMINABLES.
Desde Flåm y por carretera se inicia el camino al fiordo de Geiranger, mientras el paisaje se viste de tonos más bucólicos y la ruta atraviesa poblaciones donde reina una calma absoluta. En Loen se puede apreciar cómo se oculta el sol tras las montañas al atardecer y la luz decae lentamente. A las 12 de la noche todavía se pueden contemplar sus reflejos plateados sobre la superficie del agua. Se trata de momentos mágicos que solo pueden vivirse durante el verano en lugares relativamente cercanos al Circulo Polar Ártico, que traviesa el territorio de Noruega. Ya a las 4 de la mañana se pueden distinguir los pinos de los abetos o los abedules de los robles. El sol permite ver la fecundidad del paisaje, donde hacia los cuatro puntos cardinales se extienden los mantos tupidos de los bosques.
Al retomar el camino hacia Geiranger, el paisaje se puebla de lagos helados y nieve. El fiordo se divisa a lo lejos, al fondo de un abismo, como un pozo profundo rodeado de salientes de agua. Mientras que el camino que lo bordea llega a Ålesund, una urbe construida sobre dos islas que viven del bacalao y los arenques.

RASTROS DEL MEDIOEVO.
Finalmente, desde este último puerto comercial nace la carretera Atlántica, que llega hasta Kristiansand a través de islotes comunicados por puentes. Y desde esta última se conecta el camino a Trondheim, el punto final del recorrido. Los fiordos y los lagos ceden paso paulatinamente a inmensas concavidades que recuerdan a los valles suizos.
Trondheim es la capital histórica y religiosa de Noruega, y su catedral es el monumento medieval más grandioso de Escandinavia. La ciudad, fundada en 997 por el rey vikingo Olav I Tryggvason, pronto se convirtió en la capital de un reino que abarcaba desde el Mar Blanco hasta Groenlandia. También es un emblema cultural de este país: allí se fundaron el primer periódico de Noruega, el primer hospital público, el primer teatro y la Real Sociedad de Ciencias. Este legado se percibe en sus 12 museos, en una ciudad de no más de 150 mil habitantes.

QUE VISITAR EN CADA CIUDAD.
Bergen es una ciudad atractiva y el punto de partida natural para un recorrido por los fiordos. No obstante, posee un destacado legado medieval, herencia de cuando era una ciudad hanseática y un gran centro religioso. La Bergenhus, su fortaleza medieval, está cerca del puerto. El Bryggen, el barrio antiguo, junto a los muelles. Allí se conservan los viejos almacenes de madera, hoy convertidos en tiendas y restaurantes. El Museo Hanseático ocupa un edificio del siglo XVIII y explica la vida económica medieval. Mientras que el Museo de Arte de Bergen exhibe una amplia selección de obras realizadas por pintores noruegos, como Edgard Munich.
Por otra parte, en Trondheim aún se conserva el trazado del siglo XVIII. La catedral, la Nidaros Domkirke, es el mayor y más impresionante edificio medieval del país. Se levantó para enterrar con todos los honores al rey Olav en 1030 y se convirtió en un lugar de peregrinación. Desde 1814 se coronan allí a los reyes de Noruega. Asimismo, otra opción en la ciudad es el Museo del Ejército y la Resistencia, donde se explica la ocupación nazi. Mientras que en el Museo de Artes Aplicadas puede verse una preciosa colección de mobiliario y objetos desde el Renacimiento hasta nuestros días.

TIPS DEL VIAJERO.

Dónde alojarse: En Bergen se encuentra el First Hotel Marín.

Informes: (0047) 53 05 15 00. Cómo llegar: Si bien no hay vuelos directos de Buenos Aires a Bergen, la mayoría de las aerolíneas europeas que llegan a Ezeiza conectan a la ciudad noruega desde sus hubs en el Viejo Continente. La conexión más eficiente es la de Lufthansa, vía Fráncfort, de lunes a sábados. El tramo FRA/BGO lo realiza Lufthansa Cityline con aviones Bombardier CRJ-700.

Además, British Airways llega a Oslo o Copenhague, vía Londres, y desde allí se debe volar con Scandinavian Airlines System (SAS) a Bergen. KLM vuela vía Ámsterdam, pero la conexión no es tan inmediata debido a que desde Buenos Aires solo posee tres vuelos semanales a AMS. Desde la ciudad holandesa hasta Bergen hay cuatro vuelos diarios. Mientras que Air France propone algo similar: volar a París, de allí a Ámsterdam, y utilizar los servicios de KLM hasta Bergen.

Más información: La Oficina de Turismo de Noruega ofrece ayuda, información y asesoramiento a turoperadores, agencias de viajes y compañías de incentivo, eventos y congresos:[email protected].

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