En pleno corazón de Arequipa, al sur de Perú, el Monasterio de Santa Catalina constituye una ciudadela histórica donde monjas y otras mujeres guardaron total aislamiento durante siglos.
Hoy, los 20 mil m² del monasterio están abiertos a los visitantes para que puedan apreciar este monumento, excelentemente conservado, y conocer los detalles de la vida en reclusión de las religiosas.
Santa Catalina: un monumento histórico en Arequipa
El Monasterio de Santa Catalina se fundó el 10 de septiembre de 1579.
Fue construido básicamente con la emblemática piedra sillar, proveniente de los volcanes que rodean a la ciudad de Arequipa.
A diferencia de otras construcciones virreinales, en este monumento se observa la fusión de elementos españoles y nativos, generando un estilo propio.
A través de los años el monasterio pasó por diversas etapas, tanto a nivel arquitectónico como en la organización de su comunidad, pero en ningún punto cesó sus funciones.
Allí las monjas se abocaban principalmente a la religión y a pequeñas tareas manuales, aisladas por completo de todo contacto exterior.
De esta manera, a lo largo de los siglos el convento mantuvo su cerrazón, envuelto en un halo de misterio hasta que, en 1970, una parte del predio abrió sus puertas al público.
Horarios y precios de la visita al Monasterio de Santa Catalina
Hoy una empresa privada administra las visitas al Monasterio de Santa Catalina.
Abierto todos los días, el horario de visitas es de 9 a 18 (último ingreso a las 17), aunque los jueves el horario se extiende, con la posibilidad de conocer el convento de noche.
La venta de entradas solo se realiza de manera online (pagos con tarjeta de crédito), con reserva de día y horario específicos.
El precio de las entradas es:
- Adultos extranjeros: 45 soles.
- Adultos peruanos: 40 soles.
- Extranjeros de 7 a 21 años: 25 soles.
- Adultos mayores peruanos (60 años en adelante): 20 soles.
Los atractivos de Santa Catalina
El recorrido por todo el Monasterio puede durar entre una y dos horas, simplemente de acuerdo al ritmo que lleven los visitantes.
Cabe informar que los interesados pueden contratar una guía local, quien les narrará todas las vicisitudes e intimidades de la vida en reclusión de las monjas. Esto se hace in situ, con un costo aparte (20 soles aproximadamente).
De esta manera, los visitantes conocerán los sitios más bellos y emblemáticos del Monasterio de Santa Catalina, a saber:
- El Patio del Silencio, donde las monjas se reunían a rezar y leer la biblia.
- El Claustro de los Naranjos, caracterizado por sus tres cruces ubicadas en el centro. Allí las religiosas representaban la Pasión de Cristo todos los Viernes Santos.
- El Claustro Mayor, con sus cinco confesionarios y pinturas destinadas a la enseñanza y catequización de las religiosas.
- La cocina, cuyo ambiente nos remonta siglos atrás. La cocción se realizaba con carbón, leña y otros combustibles, por lo que todas las paredes hoy se ven tiznadas. También se pueden apreciar los utensilios originales de la época.
- La lavandería, construida en 1770, cuando Arequipa se abastecía de agua mediante acequias.
- La Torre del Campanario, con cuatro campanas dispuestas hacia las calles que rodean el monasterio.
- La Iglesia, de larga nave, construida alrededor de 1660. Allí se aprecia un bello altar dedicado a Sor Ana de los Ángeles Monteagudo, quien vivió en el monasterio y fue beatificada por Juan Pablo II en 1985 por su ejemplar vida conventual y la atribución de algunos milagros.
- La Pinacoteca.
Vale indicar que el monasterio aún presta su servicio religioso: en la zona norte del complejo aún viven monjas en reclusión, quienes naturalmente no tienen contacto con el público y usufructúan las instalaciones fuera de los horarios de apertura a los visitantes.
Galería de fotos del Monasterio de Santa Catalina
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