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Córdoba y el legado de San Ignacio de Loyola

Gran parte de la obra desarrollada por la orden Compañía de Jesús, fundada por San Ignacio de Loyola, aún se conserva en la provincia mediterránea y es uno de sus principales atractivos turísticos. Se trata de la Manzana Jesuítica de la ciudad capital y las estancias ubicadas en diversos destinos cordobeses.

El legado de la Compañía de Jesús en Córdoba ocupa un lugar privilegiado en la historia y el presente de la provincia. Desde su llegada en 1599 la congregación estableció un sistema cultural y productivo en la región que marcó su posterior desarrollo.

En la actualidad, la “Manzana Jesuítica” en la capital provincial reúne edificios icónicos del arte barroco en Latinoamérica y que además ponen al descubierto la obra evangelizadora de la congregación.

Uno de los más destacados es la iglesia de la Compañía, construida en forma de cruz latina con una capilla a cada lado. En segundo término se destaca la capilla Doméstica, el reducto privado de los jesuitas. Los complementan la Universidad Nacional de Córdoba, uno de los espacios de formación cultural más prestigiosos del continente; el Colegio Nacional del Monserrat; y el Museo Histórico de la Universidad, que conserva libros de la antigua Biblioteca Jesuítica, con incunables de los siglos XVI y XVIII.

ENCUENTRO ENTRE DOS CULTURAS.

Por otra parte, las estancias jesuíticas –construidas entre 1616 y 1725 para sustentar económicamente la obra evangelizadora–, son un testimonio del sistema agrícola-ganadero y la organización social que desarrolló la congregación.

Además de su arquitectura, durante la visita a las siguientes estancias se puede conocer cómo fue el encuentro y la posterior convivencia entre los jesuitas y las civilizaciones originarias de estas tierras:

Estancia de Caroya (1616): conserva la estructura colonial que incluye la casa organizada alrededor de un amplio patio central en claustro, la capilla y el tajamar. Además, allí abrieron sus puertas el Museo Histórico y de los Inmigrantes. El complemento ideal es la visita a la ciudad de Colonia Caroya, con sus tradiciones y gastronomía típicas de la inmigración friulana.

• Estancia de Jesús María (1618): ubicado en la localidad de Jesús María, este casco se caracterizó por su producción vitivinícola de gran calidad. Hoy siguen en pie la residencia, la bodega, restos de antiguos molinos y el tajamar. Por su parte, la iglesia alberga una destacada colección de pinturas y objetos de los siglos XVII y XVIII.

• Estancia de Santa Catalina (1622): conserva el mayor conjunto edificado por la Compañía fuera de la ciudad de Córdoba. Está conformado por la iglesia de estilo barroco, el pequeño cementerio y la residencia con sus tres patios, locales anexos y huerta. Está situada a 20 km. de la ciudad de Jesús María.

• Estancia de Alta Gracia (1643): esta reducción ubicada en el centro de Alta Gracia está integrada por la iglesia, la residencia, el obraje, el tajamar, las ruinas del molino y el antiguo horno. El templo jesuítico es en la actualidad la iglesia parroquial, en tanto la residencia aloja el Museo Nacional “Estancia Jesuítica de Alta Gracia-Casa del Virrey Liniers”, con objetos de los siglos XVII, XVIII y XIX.

• Estancia de La Candelaria (1683): ubicada en el departamento Cruz del Eje, constituye un ejemplo del trabajo ganadero en el siglo XVII. El complejo está integrado por la capilla, la residencia del padre estanciero, las ruinas de la ranchería, el obraje, los corrales y los restos del sistema hidráulico.

LA DECLARACION

En 2000, la Unesco sumó a estas construcciones jesuíticas a la lista de Patrimonio de la Humanidad, bajo la figura de serie de conjuntos, por sus valores patrimoniales e históricos. Se trata del complejo “Manzana y Estancias Jesuíticas de Córdoba”, integrado por la Manzana Jesuítica en la ciudad de Córdoba y las estancias de Caroya, Jesús María, Santa Catalina, Alta Gracia y La Candelaria.

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