Al comenzar a familiarizarse con el destino, sus costumbres y su historia, el visitante se sorprende a cada paso. Tanto por las soberbias postales que pueden obtenerse desde cada ángulo como por su historia.
La maravilla del último confín del mundo
Un denominador común son los rostros estupefactos ante las fotografías de los indígenas que habitaron la zona hasta quedar extintos por las persecuciones de los conquistadores y la falta de recursos. Sucede que los yámanas vivían desnudos, aun en los más crudos inviernos. ¿El secreto? Se alimentaban de lobos marinos y frotaban su cuerpo con la grasa del animal, logrando así impermeabilidad, algo totalmente necesario considerando que el pueblo era nómade y pescador.
Y fueron ellos mismos los que le dieron nombre a la ciudad: Ushuaia, que en su lengua significaba “bahía que entra hacia el oeste”.
Asimismo, fueron los dueños del misticismo que originó el nombre de la provincia: Tierra del Fuego, ya que al llegar los conquistadores vieron columnas de fuego dispersas por la costa, las que eran utilizadas como calefacción.
LA CIUDAD.
Ushuaia -a 3.260 km. de Buenos Aires- se alza al pie del cordón Martial y a orillas del canal de Beagle, custodiada por los montes Olivia y Susana.
En su casco histórico se puede observar la típica arquitectura fueguina -construcciones de madera con techos de chapa a dos aguas- y visitar diversos museos y sitios históricos
Uno de los más atrapantes es, sin dudas, el Museo Marítimo de Ushuaia, que funciona en las instalaciones de lo que fue el ex presidio o cárcel de reincidentes. Allí se puede ver una colección de maquetas navales, y obtener información sobre los aborígenes de la zona. Además, en su galería de arte se exponen obras de artistas locales.
Asimismo, se permite el ingreso al pabellón histórico de la cárcel, el cual se aprecia tal cual fue cuando estaba en funcionamiento.
La historia del presidio se remonta a enero de 1896, cuando arribó a Ushuaia el primer grupo de 14 penados a bordo del buque 1º de Mayo. En ese entonces, la cárcel fue habilitada provisoriamente en casas de madera y chapa.
Dado que la idea era colonizar las tierras con penales, inmediatamente se enviaron más hombres y mujeres voluntarias.
Más adelante -en 1902- los convictos comenzaron con la construcción del presidio definitivo, en el mismo sitio donde yacían las instalaciones provisorias.
La obra concluyó en 1920 y con el tiempo fueron llegando autores de grandes delitos, muchos de ellos condenados a cadena perpetua. El “Petiso Orejudo” fue, quizás, uno de los presos más recordados.
Otra cita obligada es el Museo Del Fin del Mundo, frente a la bahía de Ushuaia, emplazado en lo que fue la antigua Casa de Gobierno. Dispone de salas dedicadas al presidio y los orígenes de la ciudad, etnias, barcos hundidos, buscadores de oro y una muestra de la avifauna local.
EL PARQUE NACIONAL.
Ushuaia cuenta con el único Parque Nacional del país que fusiona ambientes de mar (en las costas del canal de Beagle) con bosques y montañas. Se encuentra a 12 km. de la ciudad y es el área protegida más austral del bosque andino-patagónico, con una superficie de 63 mil ha.
Según el tiempo del que se disponga, se pueden combinar diversas caminatas.
Desde la ciudad se llega por la RN Nº 3, recorriendo el valle del río Pipo hasta arribar a la entrada del PN. Por un desvío hacia la izquierda se accede a la ensenada Zaratiegui, desde donde se obtienen magníficas vistas de las costas del canal de Beagle y la isla Redonda.
Retomando el camino -rodeado de un denso bosque de lengas, ñires y guindos- se cruza el puente del río Lapataia, ingresando a una zona en la que se pueden realizar interesantes circuitos de trekking:
- Paseo a la castorera: luego de recorrer 400 m. se accede a una castorera, en la que se puede observar el sistema de diques de los castores sobre un arroyo.
- Paseo a la laguna Negra: se llama así por la presencia de enormes turbales, que hacen ver el agua de color oscuro.
- Paseo al mirador Lapataia: a 500 m. de la ruta, a través de un bosque de lengas, se encuentra la bahía Lapataia, desde cuyo mirador se obtiene una fascinante vista panorámica. El lugar es ideal para el avistaje de aves acuáticas (patos vapor, cauquenes comunes, reales y carancas). Allí hay un cartel que indica el final de la extensa RN Nº 3.
- Paseo de la Isla: transitando por las costas del río Lapataia y Ovando, a través de 800 m. se recorre el archipiélago Cormoranes.
Para quienes prefieran recorridos más extensos existen otras alternativas:
- Senda al cerro Guanaco: se asciende al cerro (970 msnm) por una pendiente muy pronunciada de 8 km., por lo que la exigencia es alta.
- Senda costera: conecta el campamento de Ensenada con el sector de Lapataia (8 km.). Es de exigencia media.
- Senda al hito XXIV: transita la costa norte del lago Roca. Es de exigencia media y su recorrido es de 10 km.
- Senda Pampa Alta: une los campamentos del río Pipo y Ensenada a través de bosques de lengas y guindos. Son 5 km. de exigencia alta. Desde allí se aprecia una vista panorámica del canal de Beagle.
Finalmente, el PN propone una experiencia inolvidable: un paseo en el Tren del Fin del Mundo, una réplica del "trencito de los presos", dado que los visitantes recorren una parte del trayecto que realizaban los convictos hace 100 años para abastecer de leña al pueblo (el trazado original era de 25 km. y el actual transita los últimos 7 km.).
A 8 km. de la ciudad se encuentra la “Estación del Fin del Mundo”, desde donde parten los trenes del Ferrocarril Austral Fueguino, que funcionan con locomotoras a vapor y disponen de elegantes vagones calefaccionados con amplios ventanales, desde donde se aprecian bosques centenarios, ríos y la reconstrucción de un asentamiento indígena. Tiene una parada en la cascada Macarena y, en su último tramo, ingresa al PN.
Para quienes deseen pernoctar en el lugar, el parque cuenta con un campamento en la zona del lago Roca, y otros en las áreas de las bahías Lapataia y Ensenada, y el río Pipo.
USHUAIA POR Y BAJO EL AGUA.
En el fin del mundo resulta muy tentador incursionar las aguas del canal de Beagle, uno de los tres pasos americanos que comunica a los dos colosos: los océanos Atlántico y Pacífico.
Las propuestas turísticas clásicas para el invierno son la navegación a la isla de los Pájaros y la de los Lobos (correspondientes al archipiélago Bridges) y el faro Les Eclaireurs. Todas las embarcaciones zarpan desde el puerto de la bahía de Ushuaia.
En la primera se avistan numerosas especies de aves marinas, como petreles, cormoranes, skúas, gaviotas, cocineras australes y gaviotines. Mientras que en la segunda se ven lobos marinos de uno y dos pelos.
En cuanto al faro, constituye un símbolo mítico de la zona, aunque hay que aclarar que no es el afamado Faro del Fin del Mundo, ya que este último se encuentra en la isla de los Estados, adonde no hay paseos turísticos.
Ushuaia también tiene una propuesta subacuática: se realizan excursiones de buceo guiado que combinan dos sitios, con un intervalo de 30 a 45 minutos. Un gélido escenario y el trasfondo de naufragios -como el de los cruceros Monte Cervantes y Monte Sarmiento, rodeados por bosques de algas y esponjas- conforman un marco único.
AVENTURA AUSTRAL.
La ciudad despliega un amplio abanico de posibilidades, tanto para el turismo convencional como el de aventura. En este último caso, las opciones y niveles de dificultad que se ofrecen a los visitantes son numerosos.
Una alternativa interesante para tomar contacto con la naturaleza virgen son las caminatas, ya que permiten descubrir antiguas sendas de hacheros e increíbles paisajes de la cordillera fueguina, así como andar por los pedreros, internarse en los bosques y acampar en la montaña. Así, el pedestrismo se despliega en vastos senderos.
El mountain bike y las cabalgatas se suman a la oferta de actividades: hay sendas habilitadas a lo largo de la costa norte del canal de Beagle y hacia el oeste.
Las cabalgatas son ideales, ya que los caballos se adaptan a todas las condiciones del relieve, y los guías locales acompañan con sus animales entrenados y enriquecen la vivencia con sus relatos, recorriendo cañadones, senderos sobre rocas y piedra laja, cruzando ríos y atravesando bosques, pantanos, turbales y pendientes pronunciadas.
El canopy, en tanto, permite conocer la naturaleza desde otro ángulo, más precisamente desde las copas de los árboles, mediante cables de acero y una cuerda sujetada a un arnés. En invierno esta actividad se complementa con otras de nieve en la base de la aerosilla del centro de montaña Glaciar Martial.
En cuanto a escalada y montañismo, existen diversas opciones, como el ascenso a las cumbres del fin del mundo, comprendidas por el cerro del Medio, Roy y Martial, con su imponente glaciar que corona la ciudad.
Y para los amantes de la nieve, nada mejor que los centros invernales: Cerro Castor, Glaciar Martial y Las Cotorras son sólo algunas de las alternativas de la Capital Nacional del Esquí de Fondo.
Finalmente, una propuesta singular: los paseos aéreos. Se realizan sobrevuelos de media y una hora en avionetas que parten del antiguo aeropuerto de Ushuia, sujetos a las condiciones metereológicas. El más corto permite obtener inolvidables vistas aéreas de la ciudad, el valle y la cascada del río Pipo, el PN y el canal de Beagle. Mientras que el segundo llega hasta la cordillera de los Andes, incursiona en el centro de la isla y regresa por el canal de Beagle.
COCINA FUEGUINA Y COMPRAS.
La cocina fueguina ofrece exquisiteces. El cordero fueguino, los pescados y frutos de mar, y una distinguida cocina internacional constituyen en sí mismos un atractivo del lugar, siendo la centolla, la merluza negra y la trucha fueguina las estrellas de la carta.
Asimismo, entre las delicias de producción artesanal sobresalen los chocolates, los dulces de fruta fina, y una gran variedad de cervezas y licores.
Por otra parte, el circuito de compras incluye tiendas de souvenirs, productos importados -la ciudad dispone de Free Shop- y objetos artesanales.
Bares, discotecas y casinos completan la oferta de recreación.
Los turbales son depresiones posglaciarias del terreno cubiertas a lo largo de los años por carbón orgánico y musgo. Algunas llevan más de 5.000 años de acumulación.
Temas relacionados