Pueblos coloniales, el legado jesuítico, una vigorosa liturgia religiosa, el rastro del Libertador de América, coloridas carnestolendas y la omnipresencia del agua, bajo las formas del río Paraná y los Esteros del Iberá, se conjugan para dotar a Corrientes de un perfil magnético.
Nacida bajo un signo de agua
ESTEROS DEL IBERÁ.
En el interior de la Reserva Natural Iberá se ubican las 482 mil ha. del parque provincial homónimo. Esta área resume la naturaleza y la cultura correntina en su forma más auténtica, donde las especies están protegidas y el hombre del estero convive con el paisaje que le ha forjado su identidad. Para ventura de los visitantes, este territorio últimamente ha sido revalorizado en función del uso ecoturístico.
El parque es accesible a través de caminos rurales que atraviesan propiedades privadas y llegan a los puertos del interior del estero. Desde allí se puede navegar por ríos y lagunas, o recorrer a caballo las lomas e islas del territorio. Hoy se puede arribar desde las ciudades de Colonia Pellegrini, Galarza, Ituzaingó, San Miguel y Concepción. En un futuro, el acceso también será posible desde Loreto, Chavarría, Yofre, Villa Olivari, Santo Tomé y Mercedes.
El río Paraná, en su deambular errático por el centro de Corrientes, lentamente fue cavando el bajo que hoy conocemos como los Esteros del Iberá. Aquí se conjugan diferentes ecosistemas de regiones vecinas, como las selvas paranaenses, los bosques chaqueños, la sabana y el monte bajo del espinal, y los pastizales característicos de la zona pampeana. A estos ambientes hay que sumar los propiamente ibereños como los embalsados, lagunas y bañados.
Esta diversidad permite el desarrollo de una gran variedad de fauna y flora, comenzando por las llamativas aves, como garzas, cigüeñas, patos, chajás, espátulas, martines pescadores, biguás, playeros y flamencos. Los peces e invertebrados se refugian entre las plantas arraigadas en el fondo de los lechos, superando el centenar de especies, entre las que se destaca el dorado.
Además, el Iberá alberga una gran población del elusivo aguará guazú, mientras que en los campos privados de la región vecina del Aguapey se refugia el mayor núcleo de venados de las pampas del norte de Argentina. Por otro lado, se han restaurado las poblaciones del oso hormiguero gigante o yurumí. Otro animal que da vida a los pastizales de la región es el ñandú. En estos humedales también abundan los yacarés, carpinchos, lobitos de río e incluso se encuentra la mayor población de ciervo de los pantanos de nuestro país.
Todo se completa con los habitantes de los esteros, inmersos en una enorme extensión de vegetación flotante, donde el agua dificulta los traslados pero a su vez ha convertido a los hombres en expertos pescadores, jinetes y canoeros.
Mercedes, en el centro de la provincia, es uno de los centros urbanos desde donde se accede a los esteros. Antiguamente estas tierras fueron ocupadas por los guaraníes Cará Cará hasta que fueron reducidos a misiones jesuíticas que luego se transformaron en estancias y dieron origen al poblado primigenio.
La ciudad posee un patrimonio histórico colonial muy rico, atractivos naturales y un mito particular que enriquece la cultura local: la historia del Gauchito Gil.
Esta figura religiosa, objeto de devoción popular en Argentina, se basa en la persona del gaucho Antonio Mamerto Gil Núñez, nacido en el Paiúbre, cerca de Mercedes, alrededor de 1840. Según cuenta la leyenda, Gil Núñez se dedicaba a robar a los ricos para ayudar a los pobres, hasta que las fuerzas de policía lo mataron en una de sus andanzas, el 8 de enero de 1878. Sus restos fueron inhumados en el cementerio local en una tumba pintada de rojo, en honor al color de su vestimenta.
Así, cada enero miles de peregrinos llegan hasta el Santuario para venerar su nombre, en agradecimiento por sus numerosos milagros, sacrificios y donaciones adjudicados.
LA VIRGEN DE ITATÍ.
Quien sí está comprendida dentro de la liturgia católica, es la Virgen de Itatí, patrona de la provincia. Itatí, como tantas otras localidades correntinas, surgió en base a una reducción indígena, establecida en 1615 de la mano del fray Luis Bolaños.
Actualmente su mayor atractivo es la monumental basílica, construida en 1950, que conserva en su interior la venerada imagen de la Virgen de Itatí, a la que desde hace siglos se le atribuyen grandes milagros.
Las principales fiestas en honor a la Santa Patrona se realizan el 16 de julio, cuando sus devotos concurren al santuario; aunque todo comienza nueve días antes con la celebración de la novena, hasta culminar el día 9 con una misa. Al día siguiente se inicia la semana de preparación para celebrar la Coronación de la Santísima Señora. La multitudinaria manifestación de fe congrega a cientos de miles de fieles de todo el país. Muchos feligreses parten en los días previos en carretas y a caballos desde la localidad de San Luis del Palmar, y peregrinan hasta la Basílica para recibir el día 16 con grandes celebraciones.
La basílica ostenta un estilo arquitectónico correspondiente al Renacimiento tardío, con una planta central en forma de cruz griega. Tiene capacidad para 9.000 personas y posee tres naves y una cúpula central de 26 m. de diámetro y 80 m. de alto, incluyendo una imagen externa de la Virgen que corona la cúpula.
YAPEYÚ.
Fundada en 1626 por la Compañía de Jesús, Yapeyú cobra importancia a principios del siglo XVII, cuando se instala en el lugar una reducción jesuítica que llegó a albergar alrededor de 7.000 guaraníes. Tras la expulsión de los jesuitas, Juan de San Martín, padre del futuro Libertador de América, fue nombrado administrador del pueblo.
Precisamente el 25 de febrero de 1778, José Francisco de San Martín fue dado a luz en Yapeyú, tierras que aún guardan los primeros pasos del gran prócer argentino. En este sentido la localidad ofrece visitas guiadas a la pequeña fortaleza que hacia fines del siglo XVIII fue la morada del teniente gobernador don Juan de San Martín y de su esposa, doña Gregoria Matorras, y lugar de nacimiento del general San Martín. Desde 1998 este templete sanmartiniano también guarda restos mortales de sus padres.
En tanto, el Museo Histórico Sanmartiniano funciona dentro del Regimiento Granaderos a Caballo General San Martín y posee cinco salas dedicadas a la historia y a la arqueología. Entre sus piezas más preciadas se encuentra una rueda de piedra de molino y una pila bautismal de la época jesuítica, una maqueta del combate de San Lorenzo y réplicas del Sable Corvo de San Martín y de sus muebles de Boulogne-sur-Mer.
Por otro lado, el turista no puede dejar de visitar el Museo de Cultura Jesuítica, que brinda su testimonio histórico y recrea a través del rescate arqueológico las misiones jesuíticas del período colonial. Cabe recordar que Yapeyú integra el corredor internacional de las Misiones Jesuíticas.
PESCA Y CARNAVALES.
Flanqueada por el río Paraná al oeste, Corrientes goza de múltiples enclaves destacados para la pesca. Entre ellos está la propia capital provincial; Paso de la Patria, donde se celebran torneos de pesca de dorado; y Goya, importante puerto y cuna del surubí.
Otro de los grandes distintivos correntinos son las celebraciones de Carnaval, siempre plenas de brillantes comparsas. La ciudad de Corrientes es considerada la Capital Nacional del Carnaval. En esa localidad también se realizan carnavales barriales que apuntan a sostener el espíritu original de las carnestolendas. En Paso de los Libres se celebra bajo la denominación de Carnaval de Frontera y la Integración, debido a la cercanía con la ciudad brasileña de Uruguaiana, de donde provienen muchos de los participantes. Otros centros festivos son Curuzú Cuatiá y Mercedes.
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