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Experiencias

Península Valdés: donde la naturaleza manda

Puerto Madryn y Península Valdés se constituyen como destinos imperdibles de la costa patagónica. Además de atractivos que ponen en valor su componente natural, estos enclaves son ideales para degustar la cocina regional, caminar por sus calles tranquilas y dejar que la naturaleza nos guíe.

Para esta cronista una invitación a visitar Puerto Madryn y Península Valdés es siempre un motivo de alegría.
Además de haber comenzado a trabajar en turismo por aquellos lares, una de mis mejores amigas vive y trabaja allí. O sea, que además de redescubrir el destino y confirmar que cada contacto con su naturaleza abrumadora es distinto, puedo disfrutar en buena compañía la oferta gastronómica local, largas caminatas por el centro de la ciudad y el esperado avistaje de ballenas, que una vez más me sorprendió y me emocionó como si fuera la primera vez.

ACERCAMIENTO EN EL DORADILLO.

Apenas llegamos a Puerto Madryn el tiempo acompañaba y, como ya dijimos, “la naturaleza manda”. Entonces fue cuestión de equiparse con unos abrigos para contrarrestar el viento y encarar hacia el Área Natural Protegida El Doradillo.

Luego de atravesar unos 15 km. desde la ciudad, llegamos a esta zona que se extiende a lo largo de 25 km. y que abarca una franja costera de 3 km. aproximadamente.

Estacionamos el vehículo en la segunda bajada y descendimos hasta la playa, donde el espectáculo ya había comenzado. A muy pocos metros de la costa, ajenas a todo el entorno, una cría de ballena franca austral jugaba con su madre, entrelazadas en una ceremonia que nosotros desde la costa apenas podíamos interpretar. Primero, el ejemplar mayor nos mostraba una aleta y luego la cola, para finalmente lucirse en todo su esplendor.
En esa playa de canto rodado la voz humana se pierde y no importa; los sonidos mas agudos son emitidos por las gaviotas que desde la altura otean las callosidades que las ballenas tienen adheridas a sus lomos y se lanzan en vuelo rasante para pellizcarlas. La queja del viento es la voz constante y, entre tanto, los cetáceos se asoman a respirar y lanzan agua por su espiráculo con un fuerte resoplido.

Podríamos quedarnos horas allí, cada movimiento es distinto así como el comportamiento de cada ejemplar que, desde junio a diciembre, llega a las costas de Península Valdés. De esta manera, a tan solo cinco metros desde la costa de El Doradillo podemos disfrutarlos, mate en mano, sentados en una platea preferencial: la que la naturaleza ha dispuesto.

EN EL CAMINO.

Otra jornada intensa comienza en tierras chubutenses y, aunque el frío no afloja, el viento ha amainado y parece que podremos embarcarnos en las tranquilas aguas del golfo Nuevo para vivir una experiencia muy distinta a la de El Doradillo.
En esta oportunidad, navegaremos en busca de otro tipo de acercamiento con las ballenas. Saliendo desde Puerto Madryn, Leoni, nuestra guía, nos cuenta que en pocas horas tendremos el privilegio de observar de cerca a varios ejemplares de la ballena franca austral, cuya longitud oscila entre los 12 y 16 m., y su peso ronda las 40 toneladas.
En este marco, algunos compañeros de travesía comienzan a revelar sus inquietudes y es entendible que algunos dejemos traslucir nuestra ansiedad por conocer hasta el más mínimo detalle acerca de la excursión. "Para adentrarnos en esta experiencia, hay aún unos cuantos kilómetros que recorrer", asegura Leoni.
Partimos desde la ciudad por la ruta provincial N°1, luego de 17 km. empalmamos con la ruta provincial N°2, donde se encuentra el ingreso al Área Natural Protegida de Península Valdés, designada por la Unesco Patrimonio Natural de la Humanidad en 1999 y que se constituye como uno de los atractivos más importantes de la costa patagónica,
Al llegar al puesto de control El Desempeño, a 48 km. de Puerto Madryn, abonamos el ticket de ingreso que nos permitirá conocer los atractivos del lugar: el istmo Ameghino, la isla de los Pájaros, Punta Pirámides, el Mirador de Punta Delgada, Caleta Valdés y Punta Norte.
Comenzamos por el istmo, una estrecha franja de tierra que une la península con el continente. Allí apreciamos el golfo San José a la izquierda, y el Nuevo a la derecha. Nos detenemos para ingresar al centro de visitantes donde los guardafauna nos darán una charla informativa sobre la variedad de flora, fauna y los principales atractivos a visitar. Luego accedemos al mirador desde donde divisamos la isla de los Pájaros, un apostadero de aves marinas, que, según los lugareños, sirvió de inspiración a Antoine Saint-Exupéry para realizar el famoso dibujo de El Principito en el que se distingue a una boa con un elefante en su vientre.
Con el ojo entrenado regresamos a nuestro vehículo para retomar la Ruta Provincial N°2. Mientras nuestra guía nos adelantaba algunos datos que nos permitieron comprender la importancia de la zona nos fuimos familiarizando con el entorno.
Ya sabíamos que Península Valdés tiene una superficie de aproximadamente 4 mil km2, con una costa de 110 km. expuesta al mar abierto y 150 km. dentro de los golfos. Estas características sumadas a la riqueza marina del océano en este sector y a su forma, que se asemeja a la de una isla, la dotan de una relevante diversidad y abundancia de aves y mamíferos marinos.
Por este motivo, muchas especies la eligen como un área de reproducción, ya sea por lo calmo de sus aguas (ballena franca) o por la seguridad contra predadores terrestres (lobos, elefantes y pingüinos).
Todo esto nos enseñaba Leoni mientras a la vera de la ruta comenzamos a descubrir guanacos, maras y hasta hay quienes dicen haber visto un zorro.

PUERTO PIRAMIDES.

El camino se nos hizo corto y después de recorrer unos 25 km. llegamos a Puerto Pirámides, la única población y centro de servicios de Península Valdés.
La primera panorámica es de una playa salpicada por pequeñas edificaciones de colores, como una villa veraniega donde los principales servicios se agrupan en la calle que baja al mar y en un radio de 100 m. a la redonda. Imposible perderse.
Allí, después de degustar unas sabrosas vieiras gratinadas y recorrer los comercios que venden delicadas artesanías locales, nos preparamos para embarcar.
Luego de una charla introductoria en la cual quedó claro que avistaremos animales en su medio natural, y que por lo tanto el silencio y la paciencia son cualidades indispensables, nos calzamos los chalecos salvavidas y abordamos un gomón semirrígido de la empresa Southern Spirit.
Minutos después, nuestro guía intérprete nos explicó que cada empresa tiene una zona de avistaje y otros detalles que colaboran con la armonía de esta actividad para que los prestadores puedan brindar un buen servicio, sin impactar radicalmente en el ambiente.
Poco a poco, las palabras fueron quedando de lado y la naturaleza se convirtió en protagonista. Tuvimos suerte. Varios ejemplares comenzaron a acercarse a nuestra embarcación y para mi sorpresa, teniendo en cuenta que se trató de mi tercer avistaje, pude comprobar que cada uno es diferente. Años atrás en mi primera experiencia asistí con asombro a una inesperada coreografía de saltos, en cambio la segunda vez, el mar estaba muy calmo y las elegantes colas aparecían y desaparecían alrededor del barco mientras el atardecer se desvanecía en el océano.
Esta vez fue distinto porque las ballenas se mostraron muy curiosas, casi rodeando la embarcación, observándonos, tanto que las pudimos contemplar desde muy cerca. De vez en cuando la lancha se detenía y no dudamos en darle la razón a nuestro guía que nos aseguraba que “ellas son las que disponen cómo será nuestro avistaje”.
Regresamos al puerto satisfechos y, como dijo el capitán de nuestros barco, “cargados de bellísimas imágenes para el escritorio de la computadora”. De regreso a Puerto Madryn, nos ganó el cansancio y en el vehículo reinó el silencio.

MADRYN DE NOCHE.

Llegando a la ciudad, pude observar la costanera bajo las primeras luces de la noche. Desde el monumento al indio Tehuelche se obtiene una amplia vista de la urbe iluminada; atrás quedaron el parque industrial, el pesquero y la zona residencial. La plaza San Martín funciona como eje distribuidor de los principales edificios comunales, que lentamente van apagando su actividad. En cambio, las luces de los restaurantes comienzan a encenderse y nos regalan propuestas imposibles de rechazar.

Esta noche, elegimos un clásico: Cantina El Náutico, donde podremos degustar un banquete delicioso encabezado por una paella.
Seguramente, más tarde caminaremos por la costanera para acercarnos hasta el bar donde mi amiga me espera para planear otra jornada, en este rincón de la Patagonia en el que tengo la certeza que me esperan buenos momentos.

TIPS DEL VIAJERO

CÓMO LLEGAR: varias líneas aéreas llegan Madryn (Servicio diario) y otras hasta la ciudad de Trelew (servicio diario), cubriendo el recorrido desde el aeropuerto con servicios de tranfer o taxi.

DÓNDE ALOJARSE: Existen muchas alternativas desde hostels hasta hoteles cinco estrellas en Puerto Madryn así como también variadas alternativas en Puerto Pirámides.

QUE VISITAR: En las agencias de Puerto Madryn es posible contratar varias excursiones entre la que se destaca la de Península Valdés de día completo.

GASTRONOMIA: Cantina “El Nautico”: avenida Roca 790. Puerto Madryn.

MAS INFORMACION: Secretaria de Turismo - Municipalidad de Puerto Madryn: Av. Julio A. Roca 223 (9120) Puerto Madryn - Chubut - Patagonia Argentina
Teléfonos: (+0054) 0280 - 4453504 / 4456067
e-mail: [email protected]

PUERTO PIRAMIDES: Municipalidad de Puerto Pirámides. Av. de las Ballenas s/n U9121XAQ

TEL: 054 280 4495048.

 

 

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