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Belleza a primera vista

Considerada una de las ciudades más bellas del mundo, la cuna del Renacimiento asombra al visitante que llega por primera vez, brindándole una oferta cultural insuperable, que lo deslumbrará a cada paso y lo transportará a uno de los períodos más brillantes de la historia del arte.

El sol estampa sus rayos sobre las viviendas del Ponte Vecchio y la vieja estructura del puente adquiere una fulgurante tonalidad amarilla mientras cientos de turistas pasean por las sendas entre los músicos y pintores que amenizan la tarde. Debajo, en las calmas aguas del río Arno, unas pocas góndolas transportan a los visitantes que no dejan de maravillarse con las postales que tienen delante de sus ojos. En Florencia, ciudad plena de museos y centro cultural del mundo, las pintorescas ventanitas de las casas y la ropa tendida en sus pequeños balcones parecen ser la excepción del paisaje. Es que aquí lo que reina, casi exclusivamente, es el Arte; así, con mayúsculas. No hay espacio público en el que no haya una estatua, un monumento, un palacio o un edificio histórico. Todo eso, sumado a las innumerables galerías, determina que en esta deslumbrante urbe se concentre el 10% del patrimonio artístico mundial.

Y así como el Ponte Vecchio une las dos zonas de la ciudad desde hace 700 años, otros puentes como el Santa Trinitá, el Alla Carraia, el Vespucci y el Vittoria también han servido para cruzar de un extremo a otro.

Florencia –que conserva su fisonomía a pesar de los daños que sufrió durante la Segunda Guerra Mundial y la gran inundación de 1966–, es visitada anualmente por 8 millones de turistas, quienes no dejan de asombrarse durante los recorridos.

ARTE E HISTORIA.

Entre los siglos XIII y XVI, Florencia fue la cuna de grandes espíritus creadores que dieron como resultado el movimiento artístico que más tarde se conoció como El Renacimiento. Entre ellos se destacaron célebres personalidades como Leonardo da Vinci, Dante Alighieri, Miguel Ángel, Giotto, Donatello, Botticelli y Rafael. Cada uno con su estilo, crearon grandes obras que perdurarán inmutables a través de los siglos como ejemplos de una de las épocas más florecientes de la historia del arte.

Una de las edificaciones que más impresiona mientras se camina por las calles es El Duomo, conjunto arquitectónico integrado por la catedral de Santa María del Fiore y su magnífica cúpula, el campanario de Giotto –de 82 m.–, y el baptisterio de San Juan. La maravillosa fachada del templo se complementa con su interior de estilo gótico en el que caben 20 mil personas. En sus instalaciones hay un total de 44 vitraux que conforman lo mejor de la vidriería italiana de los siglos XIV y XV. Por otro lado, quien se enfrente al majestuoso fresco del “Juicio Final” de Giorgio Vasari comprenderá la verdadera dimensión de la importancia del arte florentino.

El baptisterio, por su parte, es famoso y admirado por sus puertas de bronce, que son de una delicadeza fuera de lo común. Su construcción representa uno de los mejores ejemplos de la arquitectura románica toscana. El ingreso se efectúa por la magnífica puerta Sur, donde está representada la vida de San Juan Bautista y las virtudes teologales. La del Oeste es conocida como La Puerta del Paraíso, denominación impuesta por Miguel Ángel. En la puerta Norte están expresadas escenas de la vida de Cristo y de los Doctores de la Iglesia. En cuanto a la cúpula, está revestida por mosaicos del siglo XIII y a ambos costados del Cristo en Majestad se suceden escenas del Juicio Final.

La Piazza del Duomo forma, junto con la Piazza San Giobanni, es un solo espacio que representa el centro religioso de Florencia. Frente al baptisterio se encuentra la Logia del Bigallo, obra del siglo XIV que antiguamente fue un orfanato; y cerca el edificio de La Hermandad de la Misericordia, una de las instituciones de beneficencia más antiguas de la ciudad.

LA CIUDAD DE LOS MUSEOS.

El itinerario puede continuar por la iglesia de Santa Croce, en la que se encuentran las tumbas de Miguel Ángel, Maquivelo, Leonardo Bruni, Galileo y Rossini, además de los monumentos funerarios a Dante y al poeta Alfieri, y los célebres frescos de Giotto con imágenes de la vida de San Francisco. Otro sitio que no puede dejar de conocerse es la famosa Galería de los Oficios, una de las más destacadas pinacotecas del mundo, que en sus 37 salas atesora las colecciones acumuladas por los Médicis. Entre las obras figuran varias de la pintura toscana primitiva, como las de Cimabue y Giotto, y dos de las más celebradas y reproducidas del Renacimiento: “La Primavera” y “El Nacimiento de Venus”, ambas del gran Boticelli. En total dispone de 4.800 obras, de las cuales hay expuestas 2.000, entre las que se cuentan -además de las mencionadas- creaciones de Rafael, Miguel Ángel y Leonardo da Vinci.

Pero hay una que sobresale y que no puede obviarse de ninguna manera durante la estadía en Florencia: El David, de Miguel Ángel. Se halla en la Galería de la Academia, uno de los más prestigiosos museos italianos. Mientras uno camina por el pasillo que conduce a la famosa escultura, ya percibe la magnitud y la grandeza de esta histórica obra. Cuando se ingresa a la sala, sus 4,10 m. impresionan. Su presencia es tan fuerte que produce un extraño impacto que oscila entre la emoción y el desconcierto. La obra magna de Miguel Ángel refleja la manera perfecta de las formas humanas del cuerpo y resalta con excelencia el rostro altivo del personaje.

COMPRAS, CAFÉS Y OTROS ATRACTIVOS.

Si bien Florencia es sinónimo de arte, también tiene las típicas características de toda gran ciudad moderna y los recorridos por los museos y galerías pueden ser alternados con paseos de compras por la vía Tornabuoni, principal calle comercial donde abundan las tiendas de las grandes marcas. Además, en las calles laterales existen acogedores bares y cafés, que se suman a las pizzerías y los restaurantes donde es posible probar lo mejor de la gastronomía de este país.

Por otro lado, existen interesantes sitios fuera de los circuitos culturales. Dos buenas opciones son el viejo Mercado Central y la Officina Profumo Farmaceutica di Santa Maria Novella, que es la farmacia más antigua del mundo, ubicada en un delicado edificio con preciosas arañas y anaqueles en madera. Y para descansar al aire libre, nada mejor que los Jardines Boboli del Palazzo Pitti, especiales para el relax y para prepararse para una buena noche de jazz o folk en cualquiera de los pubs de la zona céntrica.

Claro que todavía quedan lugares de interés como la Piazza Della Signoria -que es el centro político de la ciudad, y un verdadero museo al aire libre con numerosas estatuas y fuentes- y el Palazzo Vecchio, una hermosa edificación con una torre de 94 m.

En cuanto al Palazzo Pitti, es casi una obligación conocerlo, ya que se trata de la antigua residencia de los Médicis. Su interior alberga a la Galería Palatina y otros siete museos.

Casi de la misma importancia es el Museo Bargello, un magnífico edificio que data de 1345, donde abundan maravillosas esculturas de Miguel Ángel, Donatello y Giambologna.

Y como si todo esto no alcanzara, los atardeceres en Florencia están entre los más bellos de la Tierra. Los frentes amarillos de las casas de piedra se tornan dorados y el reflejo se extiende hasta las aguas del Arno creando una atmósfera de calma potenciada por la brisa que desciende desde las verdes colinas de los alrededores. Es el momento indicado para detenerse en el Ponte Vecchio y contemplar una vez más a esta espléndida ciudad donde la belleza renace todos los días.

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