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Donde se besan los océanos

La capital panameña regala paisajes urbanos de una gran riqueza arquitectónica –tanto antigua en Panamá La Vieja y el Casco Antiguo como moderna–, a la vez de ofrecer múltiples propuestas de paseos, actividades y excursiones. Imperdible la visita a las Esclusas de Miraflores, en el canal de Panamá.

Ciudad de Panamá ofrece muy atractivos contrastes en cuatro de sus principales zonas: Panamá La Vieja, la primera ciudad colonial construida a orillas del Pacífico; el Casco Antiguo, la segunda urbe colonial; la metrópoli cosmopolita con múltiples rascacielos y moderna infraestructura; y las Esclusas de Miraflores, en el canal de Panamá.

El itinerario bien puede comenzar en Panamá La Vieja, la primera ciudad española construida sobre el litoral pacífico americano, fundada el 15 de agosto de 1519. Su estratégica ubicación geográfica la convirtió en punto de enlace para la exploración y conquista de Perú, además de ruta de tránsito para los cargamentos de oro provenientes del continente americano que se enviaban a España.

Fue designada Conjunto Monumental Histórico mediante la Ley 91 de diciembre de 1976, y comprende las ruinas del primer asentamiento europeo, así como una serie de vestigios arqueológicos de los períodos prehispánico y colonial.

Esta ciudad original fue destruida en 1671 por el ataque del pirata inglés Henry Morgan y quedó abandonada durante más de dos siglos, permitiendo la conservación de los restos de importantes edificios, iglesias y conventos. El 5 de julio de 2003 la Unesco la incluyó en la lista de Patrimonio Mundial.

Hoy, los visitantes pueden recorrer a pie las calles empedradas de las ruinas, en particular la famosa Torre de La Catedral, además de visitar el Museo de sitio de Panamá La Vieja, en el cual hay expuestas piezas arqueológicas encontradas en el lugar, correspondientes a los períodos prehispánico e hispánico.

DISTINGUIDA ARQUITECTURA COLONIAL.

Continuando con la parte histórica de la ciudad se llega al Casco Antiguo, localizado en el corregimiento de San Felipe. Allí se fundó Ciudad de Panamá, en 1673, luego de la destrucción de Panamá La Vieja. Desde entonces se convirtió en una hermosa urbe representativa del colonialismo español, que alberga iglesias, conventos, plazas y edificios del siglo XVII, en su mayoría restaurados, y que hoy son hoteles, restaurantes, comercios y costosas residencias.

En 1997 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Durante todo el día, cientos de turistas realizan caminatas en cada uno de sus pintorescos rincones y efectúan compras en las tiendas de recuerdos y artesanías nacionales.

Entre los atractivos de este pintoresco sitio lleno de encanto e historia figuran el Altar de Oro en la iglesia de San José, la Catedral Metropolitana, la Plaza de la Independencia, el Teatro Nacional, la Plaza Herrera, la Plaza Bolívar, el Museo del Canal Interoceánico y el Palacio Presidencial.

En el Casco Antiguo también se puede realizar un recorrido por la plaza de Francia, que conecta al paseo de las Bóvedas, conjunto de obras que forman las murallas que conformaban el sistema defensivo de la ciudad. Desde aquí es posible disfrutar de una vista panorámica de la bahía de Panamá, la ciudad moderna de rascacielos y el cerro Ancón.

Por las noches, el área invita a pasar gratos momentos en alguno de los restaurantes que ofrecen sabrosa comida local y espectáculos folclóricos, o en los numerosos bares donde reina la música de todos los géneros.

MÚLTIPLES ATRACTIVOS Y PASEOS.

Panamá es la única ciudad en el mundo que cuenta con un bosque tropical dentro de su superficie urbana. Se trata del Parque Natural Metropolitano, ubicado a sólo 15 minutos del centro y donde se realizan tours ecoturísticos guiados y paseos en teleférico a través de la selva en una experiencia íntima con la naturaleza.

Ésa es una de las tantas actividades que puede desarrollar el visitante durante la estadía, que a la vez tiene la posibilidad de optar por un paseo en bicicleta por la pintoresca Cinta Costera, a sólo cinco minutos del Casco Antiguo; o efectuar compras en los modernos centros comerciales con tiendas que ofrecen productos electrónicos, joyas y ropa de las más famosas marcas internacionales.

Otro atractivo es un paseo en el ferrocarril transístmico de Panamá, que cubre una ruta de 77 km. del Pacífico al Caribe, viaje en el cual se disfruta de hermosas vistas del canal y la selva tropical a través del histórico Corte Culebra y surca angostas calzadas en el lago Gatún hasta llegar a Colón.

En Ciudad de Panamá también hay estadios, campos, canchas y complejos deportivos de clase mundial para practicar distintas disciplinas como fútbol, béisbol, golf, tenis, fútbol americano y otros, así como deportes acuáticos en las islas y las costas del país.

Además, por la noche la diversión pasa por los variados espectáculos, clubes, discotecas, bares con buena música, casinos y restaurantes. Respecto a la gastronomía, como resultado de la influencia de una gran diversidad cultural –española, afroantillana, china, francesa y norteamericana–, la comida panameña se distingue de la del resto del mundo por fusionar una múltiple variedad de sabores, complaciendo así a los paladares más exigentes y curiosos.

También representa una buena propuesta el recorrido por la Cinta Costera III, que a su vez llevará al visitante hasta la Calzada de Amador, en la entrada al canal de Panamá. Desde aquí se aprecian, por un lado, excelentes vistas de los rascacielos de la ciudad moderna y el Puente de Las Américas, y por el otro los enormes barcos en sus periplos por la vía interoceánica.

En el lugar se encuentran el Museo de la Biodiversidad, una imponente obra de arquitectura contemporánea del reconocido artista Frank Gehry, diseñado para contar la historia de cómo el istmo de Panamá surgió del mar uniendo dos continentes y separando un gran océano en dos; el Centro de Exhibiciones Marinas Punta Culebra, una marina de yates y varios restaurantes.

El Causeway –como también se conoce a la Cinta Costera–, con su agradable brisa marina, invita a caminar, correr o comprar en las tiendas de artesanías.

EVENTOS, MARISCOS Y NATURALEZA.

En cuanto a eventos de toda índole, el visitante tiene opciones a lo largo de los 12 meses del año. Entre los más destacados figuran el Carnaval, el Desfile de las Mil Polleras, las fiestas del Corpus Christi y el Festival Nacional de la Pollera.

En el plano cultural sobresalen el Panamá Jazz Festival, cuya próxima edición está prevista para mediados de enero de 2017 con relevantes figuras nacionales e internacionales; el Festival Internacional de Cine; y el Macrofest, con obras y proyectos de los mejores artistas nacionales.

Volviendo al plano de los paseos, no hay que dejar de conocer uno de los íconos de la ciudad capital: el popular Mercado del Marisco, ubicado al final de la Cinta Costera II, donde los pescadores ofrecen una amplia variedad de productos frescos de mar. Además, allí funcionan restaurantes especializados en platos con mariscos a precios accesibles.

Pero, lógicamente, hay un sitio ineludible durante la visita a la ciudad: el Centro de Visitantes de Miraflores del Canal de Panamá, situado a sólo 15 minutos del centro urbano. El establecimiento dispone de tres niveles con la mejor vista para observar las operaciones del canal y el paso de los barcos en tránsito a través de las Esclusas de Miraflores. Es un lugar ideal para tomar fotografías y llevarse un recuerdo de esta maravilla de la ingeniería mundial.

Por último, una atrayente alternativa de excursión es la Isla de las Flores, Taboga, localizada a sólo 20 km. de la urbe y con relajadas aguas y un hermoso y colorido pueblo cuyas casas están adornadas de múltiples santa ritas de todas las tonalidades. Para llegar a este sitio encantador hay que tomar un ferry y navegar una hora.

Con su aire colonial, espléndidas playas, tentadora gastronomía y estrechas veredas con miles de flores, Taboga es el enclave ideal para combinar con los atractivos urbanos de la capital panameña.

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