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Ciudades de color arena

La Valeta –que este año es Capital de la Cultura Europea–, Mdina y Rabat son tres de los principales enclaves de Malta, una de las islas que junto con las de Gozo y Comino conforman el país. De fascinantes fisonomías, asombran a los visitantes con sus mágicas callejuelas y la particular tonalidad de sus frentes.  

Si bien Malta –puntualmente La Valeta, su capital– figura como escala de los itinerarios por el Mediterráneo de numerosas empresas de cruceros, la belleza de este territorio amerita una visita más extensa que esas siete u ocho horas fuera del barco. Sobre todo este año, que dicha ciudad es una de las dos capitales culturales de Europa, razón por la cual se está desarrollando una nutrida y muy atrayente agenda con más de 400 eventos, del que participan alrededor de 1.000 artistas locales e internacionales (ver recuadro).

Situada a menos de 100 km. de Sicilia y a 300 km. de la costa africana, la República de Malta está compuesta por tres islas habitadas: Malta (246 km²), Gozo (67 km²) y Comino (3 km²), esta última con una mínima población.

Caracterizado por tener una costa rocosa, el territorio presenta una atrayente mezcla entre pasado y presente, además de una fascinante fusión de las culturas europea, mediterránea, árabe y africana.

Y en lo relacionado estrictamente con el turismo, cuenta con magníficos destinos de playa, asombrosos sitios naturales, destacados enclaves históricos, restos arqueológicos y antiguos templos que conforman una oferta más que atrayente, ideal para sumarla como novedosa opción durante un viaje a Europa.

En este caso, el arbitrario itinerario contempla tres de las principales ciudades de la isla de Malta: La Valeta, Mdina y Rabat.

LA VALETA.

Situada sobre una península en el centro-oriental de la isla, la capital de Malta se caracteriza por sus construcciones barrocas con elementos arquitectónicos renacentistas, neoclásicos y modernos.

Pero lo primero que llama la atención es el color de sus frentes que, al igual que el de las demás ciudades del país, es el de la piedra caliza con la que los primeros pobladores edificaron sus casas y templos, costumbre que se extendió en el tiempo y le dio una fuerte identidad a los exteriores. Todo está construido en esta roca de color crema, tonalidad que varía según la hora pero que en todo momento remite al típico color de la arena. A ello se suma el hermoso contraste que producen los intensos colores con los que están pintadas las puertas y los marcos de las ventanas y, como detalle complementario, los bellísimos picaportes de bronce, de múltiples y originales formas.

Entre los edificios históricos sobresale el Palacio del Gran Maestre, que alberga al Parlamento y al Museo Nacional de Bellas Artes.

Para adentrarse en la historia del país, el visitante puede visitar el Museo Nacional de Arqueología, que atesora una excepcional colección de objetos del período neolítico, a la vez de apreciar las salas de la Edad de Bronce, con piezas de las culturas fenicia y romana.

Otro establecimiento de interés es el Museo Nacional de Bellas Artes, que conserva una colección de memorabilia relacionada con la estadía en Malta de la Orden de los Caballeros de San Juan.

La ciudad –emplazada en un promontorio rodeado de murallas con maravillosas vistas del mar– mide menos de 1 km² y se puede recorrer tranquilamente a pie.

Su característica principal son los callejones y escaleras, lo que obliga a utilizar calzado cómodo. Lo ideal es comenzar por Republic Street, la calle principal, plena de bares, restaurantes y tiendas. En su extensión de 1 km. se encuentran las iglesias de Santa Barbara y San Francisco, los tribunales, el Parlamento, numerosas plazas secas con barcitos, la Royal Opera House y el distinguido Café Cordina, de 1887.

Vittoriosa, en tanto, es un barrio residencial con numerosos edificios históricos como el Palacio del Inquisidor y el Museo Marítimo. También se puede conocer el Fuerte de San Telmo, el Teatro Manoel (Teatro Nacional de Malta) y la Concatedral de San Juan, con su espectacular interior de paredes bañadas en oro y el piso formado por 400 lápidas de mármol dedicadas a los caballeros de la Orden.

En total, la ciudad cuenta con 320 monumentos en sus 55 ha., lo que la convierte en una de las zonas históricas más concentradas del mundo.

AIRES DE MDINA Y RABAT.

A sólo 35 minutos en bus de La Valeta, Mdina y Rabat están situadas una junto a otra, ya que teóricamente Mdina era la ciudad y Rabat su extrarradio.

Mdina, que fue la capital del país hasta 1570, es la ciudad monumental, amurallada dentro de una fortaleza, con callejones estrechos donde casi no pasan los coches. Es muy pequeña e ideal para pasear. Dentro de la zona amurallada se pueden visitar edificios como el Palazzo Falzon, que data del siglo XV y alberga un pequeño museo de antigüedades, aparte de un patio interior encantador.

Es comúnmente conocida como “La ciudad del silencio”, caracterizándose por sus bellos palacios y edificios religiosos del siglo XV. El recorrido por sus calles también incluye las visitas a la Catedral de San Pablo, los soberbios palacios de Vilhena y Falson, las capillas de Santa Ágata y San Nicolás, y el Museo de Historia Natural.

La Catedral, de un estilo similar a la de La Valeta, también puede merecer una visita, al igual que el Convento de los Carmelitas, con su museo y su iglesia.

En cuanto a Rabat, es una localidad menos monumental –aunque contiene buena parte de la antigua ciudad romana–, con la fisonomía típica de un pueblo del interior de Malta.

Empieza junto a la muralla de entrada a Mdina y desde allí se puede caminar por pequeñas callejuelas y observar la tranquila vida de sus ciudadanos.

Rabat tiene como gran atracción las catacumbas y cuevas. Por una parte, las de San Pablo, una curiosa red de cuevas en mitad del casco urbano; pero, por otra y más interesantes, las cercanas de Santa Ágata, en las que se pueden ver frescos y realizar una visita guiada en la que se explica que eran lugar de enterramiento desde el siglo III. Estas catacumbas disponen también de un pequeño museo que atesora una gran colección de minerales, ánforas, vasijas, pequeños restos arqueológicos, monedas y artículos religiosos.

De esta manera, La Valeta, Mdina y Rabat redondean una interesante oferta que representa una magnífica opción de viaje para agregar en los itinerarios por Europa.

La Valeta, Capital Europea de la Cultura

Junto a la ciudad holandesa de Leeuwarden, La Valeta es Capital Europea de la Cultura en 2018.

Por tal motivo se está desarrollando una atractiva agenda de festivales, exposiciones y múltiples propuestas de teatro, danza, música y arte.

Uno de los eventos culminantes del programa será el “Desfile de los Mares”, que tendrá lugar el 7 de junio e incluirá una regata de buques caseros y natación en masa a través del Gran Muelle.

Además se realizará el Festival Internacional de Jazz de Malta (en julio), una representación de “Spanga”, adaptación de “Aída”, de Verdi (del 11 al 15 de septiembre); y una noche destinada a la visita gratuita de los museos, además de haberse rehabilitado una gran cantidad de monumentos históricos que podrán ser visitados por los turistas y locales.

 

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