En su rico territorio, Cataluña cuenta con atractivos culturales, históricos, urbanos y naturales que cautivan a turistas de todo el mundo.
Tradición, modernismo y paisajes únicos
Modernas ciudades, magníficas playas en la Costa Brava y la Costa Dorada, conjuntos arqueológicos, catedrales, pequeños pueblos medievales, museos de gran interés y su afamada gastronomía conforman una oferta más que tentadora.
Claro que en una primera estadía habrá que priorizar unos pocos enclaves y así poder adentrarse en la esencia de esta comunidad autónoma de España, considerada nacionalidad histórica.
En ese plan, lo ideal es iniciar el recorrido en la capital de la región, la vibrante Barcelona.
Dueña de una atrayente fisonomía –con deslumbrantes edificaciones como la Casa Batlló y La Pedrera, del gran Antoní Gaudí; y las creadas por otros prestigiosos arquitectos catalanes–, invita a comenzar a conocerla desde una de sus principales arterias, La Rambla, un ancho, extenso y hermoso paseo peatonal que se desprende de la neurálgica Plaza Cataluña hasta el mar. Uno puede caminar esta senda pausadamente hasta desembocar en el puerto antiguo –Plaza Portal de la Paz–, donde se encuentra el monumento de Cristóbal Colón. Durante el paseo, que se hará entre miles de transeúntes, es posible apreciar la preciosa fachada del teatro El Liceo, además de conocer el famoso mercado de La Boquería, donde reinan los jamones locales.
De regreso hacia la plaza se puede optar por hacerlo a través de las mágicas callecitas del Barrio Gótico, o de las pertenecientes a El Raval, barrios ubicados a cada lado de La Rambla.
En el primero se encuentran la Catedral, el Museo Picasso y la imponente iglesia Santa María del Mar, junto a elegantes tiendas y una gran cantidad de restaurantes y cafés. En tanto, en El Raval –donde habitan personas de múltiples nacionalidades– se combinan los comercios de color local con las tiendas de nuevas tendencias.
Volviendo a Gaudí, la visita a la famosa Sagrada Familia –obra culmine del modernismo catalán– representa uno de los puntos más altos de la estadía. El original templo, de insólita fachada y asombroso interior, es una maravillosa obra arquitectónica que fascinará al visitante.
La estadía en Barcelona también amerita una visita a la Fundación Joan Miró, al parque Guell, también de Gaudí; al monte Tibidabo, en cuya cima se encuentra el Templo Expiatorio del Sagrado Corazón, además de un parque de diversiones; a la Barceloneta, el pintoresco barrio de la zona de playas; al Museo Nacional de Arte de Cataluña; al tradicional barrio El Borne; y al Montjuic, con su castillo y magníficas vistas de la ciudad; además de conocer otros originales edificios que van del modernismo del Palacio de la Música al futurismo de la Torre Agbar.
PLAYA Y ARQUITECTURA MEDIEVAL.
A 38 km. al sur de Barcelona se encuentra Sitges, un soberbio balneario con un extenso paseo marítimo frente al cual funcionan una gran cantidad de restaurantes con terracitas, ideales para saborear platos locales y contemplar el mar.
Además de 4 km. de playa, la localidad –muy frecuentada por la comunidad gay– cuenta con lugares de interés como el Palacio de Maricel, la iglesia de San Bartolomé y Santa Tecla, el Museo Cau Ferrat, que fue la casa-taller del destacado pintor y escritor modernista Santiago Rusiñol; la ermita de la Trinidad y el magnífico Parque Natural del Garraf. También hay una hermosa calle peatonal, cuyos alrededores se caracterizan por las elegantes fachadas de las casas y los balcones llenos de flores.
En tanto, 100 km. hacia el norte, la ciudad de Girona –capital de la homónima provincia– es digna de ser conocida. Su encanto tan particular radica en las callejuelas de su casco histórico, o Barri Vell, en las que abundan edificios de gran belleza, murallas y angostos senderos escalonados. También allí se encuentra la imponente Catedral de Santa María, que combina los estilos románico, gótico y barroco.
Si se llega en tren, para adentrarse en el barrio antiguo es necesario cruzar alguno de los cuatro puentes que unen las costas del río Oñar, sobre una de las cuales están construidas las coloridas casas –cuyo reflejo es constante sobre el agua– de variados ocres, amarillos y rojos que conforman la característica postal de la ciudad.
El CAMINO SURREALISTA.
Hacia el norte de Girona, a 42 km, está ubicada Figueras, ciudad natal de Salvador Dalí, que allí construyó su fantástico Teatro-Museo, donde se puede apreciar gran parte de su obra e incluso el sitio en el que descansan sus restos. Se trata de un lugar único, en el que el genio del famoso pintor sorprende por su originalidad. Después del museo, el turista puede recorrer las encantadoras callecitas de los alrededores y conocer el Monasterio de Sant Pere de Rodes, el Castillo de San Fernando o el Museo del Juguete.
Para continuar el eje temático relacionado con Dalí, es posible tomar una excursión a Cadaqués, ya en la llamada Costa Brava, en el litoral de la provincia de Girona. En este precioso pueblito de edificaciones blancas y aguas azules, pasaba los veranos de su infancia el gran artista, homenajeado con una estatua en el paseo lindante al mar. Lo ideal es perderse en sus laberínticas callecitas y culminar la caminata con un sabroso almuerzo frente al mar.
Por último, para redondear la “experiencia Dalí”, hay que seguir un kilómetro más allá de Cadaqués para llegar a Portlligat, el pequeño pueblo donde se encuentra la Casa-Museo Salvador Dalí. Ya desde el exterior, con enormes huevos en la terraza, el lugar invita al surrealista mundo del artista catalán, que vivió aquí hasta la muerte de su esposa Gala, en 1982. Ubicada sobre una pequeña y hermosa bahía, la casa atesora recuerdos del pintor, su taller, la biblioteca, sus habitaciones, el jardín y la piscina.
Estos son sólo algunos de los atractivos de Cataluña. El resto –entre los que se cuentan la ciudad de Tarragona, el Parque Natural del cabo de Creus, los municipios Salou, Tossa de Mar y Lloret; y encantadores pueblos como Rupit i Pruit, Miravet y Besalú– quedarán para una segunda visita que, seguramente, se concretará mucho antes de lo pensado.
Cómo moverse: en todos los lugares descriptos –incluida Barcelona– lo ideal es realizar los recorridos caminando. Claro que en el caso de la ciudad capital, algunos atractivos sí exigirán optar por bus o metro, cuyas redes ofrecen un muy buen servicio. Para trasladarse de una ciudad a la otra existe una excelente red ferroviaria y también servicios de ómnibus.
Cuándo viajar: Barcelona es disfrutable en todas las estaciones del año, así que dependerá más del gusto del viajero que de cualquier recomendación, mientras que Girona y Figueras –y sobre todo Sitges, Cadaqués y Porlligat– son tanto más hermosas y aprovechables en primavera o verano.
Moneda: euro.
Electricidad: 220 voltios, con enchufes de dos patas.
Informes: www.catalunya.com/turismo20.
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