Inicio
Oceanía
Nueva Zelanda

Las islas de los cien paisajes

El archipiélago posee una infinidad de paisajes impactantes, que escenifican panorámicas de gran belleza. Recorrer “El país del rugby” es una invitación también a sumergirse en ese entorno mediante diversas actividades, explorar sus ciudades más importantes como Auckland, Wellington, Christchurch o Dunedin, entre otras; y adentrarse en la fascinante cultura maorí.

A menudo se suele unir la diversidad, en términos turísticos, con el espacio territorial. Es decir, no se puede pensar en una gran variedad unida a un ámbito pequeño. Pero la realidad es que no siempre es así. O planteado de otro modo: Nueva Zelanda es la excepción que confirma la regla. En sus pocos más de 268 mil km², el archipiélago (que consta esencialmente de dos grandes islas) acomoda una amplia variedad de escenarios y, sobre todo, de magníficos paisajes. Una prueba de esta grandilocuencia natural quedó plasmada tanto en la saga de “El Señor de los Anillos” como en la más reciente de “El Hobbit”.

De este modo, el paisaje de las colinas rocosas de Emyn Muil se equiparó con el del Parque Nacional de Tongariro, y con más precisión: a las inmediaciones del volcán Ruapehu. Las planicies de Rohan encontraron su correlato en la Reserva Poolburn, en Otago. A orillas del lago que le da nombre a esta área protegida, se recreó también una aldea del Folde Oeste que sufre el ataque de los temibles Uruk-hai. Los habitantes de Edoras recorrieron el cerro Deer Park Hights, en las afueras de Queenstown, devenidos en los alrededores del Abismo de Helm. Las escenas rodadas en el límite del ancestral bosque de Fangorn son, en realidad, los alrededores del lago Mavora. El lago Tawharekiri sirvió para algunas tomas aéreas de la Ciénaga de los Muertos; Edoras (capital de Rohan) se edificó en el monte Sunday, en el área de Canterbury; y el Parque Nacional Tongariro se convirtió en Mordor.

LAS GRANDES CIUDADES. 

Pero Nueva Zelanda también posee grandes ciudades que pueden ser engarzadas y recorridas en auto (y disfrutando de hermosos paisajes) comenzando desde el norte, desde Auckland. Sin duda alguna es la más poblada y cosmopolita de las ciudades neocelandesas. Además de sus edificios más típicos como el Auckalnd Civic Theater, el Town Hall, Aotea Square o la céntrica Karangahpe Road, numerosas playas salpican los alrededores de la ciudad, y un paisaje circundante con 48 conos volcánicos en las inmediaciones que proveen excelentes perspectivas de la ciudad.

Al sur de la isla norte, donde también se encuentra Auckland, pero sobre el estrecho de Cook, yace Wellington. También poseedora de playas de gran atractivo, la ciudad se distingue por su propuesta gourmet, entronizada en tiendas de delicatessen, cafés y restós que abundan en Courtenay Place y Cuba Street. Wellington es, además, cabecera de la ruta vitivinícola de Nueva Zelanda, que además pasa por otras localidades como Malrborough, Wairarapa y Hawke’s Bay.

Más al sur, sobre la costa este se encuentra Christchurch, verdadera puerta de entrada a la naturaleza. Más allá de su belleza arquitectónica en plena etapa de reconstrucción (ya que la ciudad fue duramente afectada por un terremoto en febrero de 2011), la metrópolis es la puerta de entrada de un conglomerado de propuestas singulares. Surf y windsurf, avistaje de ballenas, bungy-jumping, alpinismo en el monte Cook/Aoraki, o recorrer el Parque Nacional Arthur’s Pass a través de sus senderos.

Siguiendo la ruta al sur se arriba a Queenstown, situada a orillas del lago Wakatipu y en medio de imponentes cadenas montañosas. También ligada a las actividades de aventura (bungy-jumping, paracaidismo, cabalgatas y caminatas) que invitan a sumergirse en el paisaje, la ciudad tiene un singular pasado unido a la explotación del oro y de hecho la cercana mina de Arrowtown, que puede visitarse, continúa activa.

Finalmente, en el extremo más austral de la isla sur se encuentra Dunedin, conocida como “La Edimburgo de Nueva Zelanda”, tiene justamente un gran patrimonio escocés, pero también una notable arquitectura victoriana y eduardiana. Además, se puede conocer desde allí el distrito Waitaki, dominado por aldeas de pescadores o la muy escénica Southern Route que llega hasta Invercargill.

LA CULTURA AUTOCTONA. 

Que la selección neocelandesa de un deporte tan europeo y occidental como el rugby se presente en cada match haciendo un “haka”, es una muestra de hasta qué punto la colonización británica se fusionó con las raíces maoríes en el país. Los pueblos originarios del archipiélago llegaron allí, a través del océano Pacífico, hace 1.000 años. Lo que los occidentales conocen como maoríes se autodenominan el pueblo “tangata whenua” y arribaron de Polinesia. Según la leyenda el semidiós Maui-tikitiki-a-Taranga pescó en el Pacífico un pez enorme y, de hecho, necesitó la ayuda de sus hermanos para capturarlo. Ese “pez” sacado de las entrañas del mar es Nueva Zelanda: la Isla Sur es el cuerpo y la Isla Norte su cola.

Actualmente representan el 14% de la población y cuentan con su propia lengua (el te reo maori) y tradiciones. En un viaje por Nueva Zelanda es posible explorar esta cultura, disfrutar de un banquete junto al pueblo maorí y su danza. Es común, además, ver en todo el país sus tallados, tejidos y tatuajes típicos.

La integración de la que hablábamos también queda evidenciada en que aunque el origen maorí se verifica en el 14% de los neocelandeses, un 23% habla la lengua nativa. Y además del haka, muchos ídolos del rugby neocelandés, integrantes de los All Blacks, son de ascendencia maorí. Tal es el caso de los ya consagrados Jonah Lomu, Tana Umaga o Piri Weepu, pero también de los ascendentes Charlie Faumuina, Jerome Kaino, Keven Mealamu, Patrick Tuipulotu, Steven Luatua, Charles Piutau, Julian Savea, Ma’a Nonu y Malakai Fekitoa, entre otros.

TIPS PARA EL VIAJERO

Cómo llegar: se puede volar a Nueva Zelanda desde Norteamérica o Sudamérica. Tanto desde Los Ángeles como desde Santiago de Chile, por ejemplo, el vuelo dura 12 horas. La conexión más eficiente es volar de BUE a Santiago y allí acceder al vuelo de LAN hacia Auckland.

Clima: Nueva Zelanda tiene un clima templado porque casi toda su superficie está batida por vientos marinos. Las precipitaciones son de moderadas a altas. Mientras la Isla Norte llega a tener un clima subtropical en verano, en los sectores montañosos de la Isla Sur la temperatura puede caer a los 10ºC en invierno.

Moneda: es el dólar neocelandés, que cotiza a razón de 1,20 por cada dólar estadounidense.

Visa: los ciudadanos argentinos no necesitan visa para viajar a Nueva Zelanda siempre que su permanencia en el país sea inferior a los tres meses.

Informes: www.newzealand.com.

Deja tu comentario