La capital económica y financiera de Brasil es, ante todo, una megaciudad, la más poblada de Sudamérica, que alberga a más de 10 millones de almas (y 20 millones si se cuentan a las que habitan en los suburbios). ¿Por dónde empezar a visitarla? Aquí proponemos cinco recorridos por San Pablo.
TRADICIONAL
Un city tour tradicional por esta gran urbe de Sudamérica comienza por el centro histórico: allí se visitan el Patio do Colegio, sitio fundacional; la Praça da Sé, flanqueada de palmeras altísimas y coronada por la catedral neogótica del mismo nombre; y el monasterio de São Bento, una de las primeras construcciones, donde todavía hoy viven los monjes benedictinos. Otros puntos a señalar son la Municipalidad, en el Viaduto do Chá, el Teatro Municipal, la Bolsa de Valores y el Edificio Matarazzo. A la hora del almuerzo la parada imperdible es el Mercado Municipal, famoso por sus sándwiches de mortadela y empanadas de bacalao. No lejos de allí, vale la pena conocer la Estación de Luz, magnífica construcción inglesa de 1901, donde el arribo de los trenes comparte edificio con el Museo de la Lengua Portuguesa. Justo enfrente se encuentra la Pinacoteca del Estado, uno de los museos más importantes de Brasil, con 6 mil obras de los siglos XIX y XX y adyacente, el Museo de Arte Sacra, que data de 1774.
AVENIDA PAULISTA
Centro financiero, cultural y de entretenimiento, la Avenida Paulista despliega algunas mansiones que sobrevivieron desde la época de la aristocracia cafetera del siglo XIX, modernos edificios de curiosa arquitectura y varios sitios emblemáticos. En los 3 km., las paradas obligatorias son el Museo de Arte de São Paulo, con una de las colecciones de obras más destacada de América Latina; el Parque Trianon, espacio verde antes frecuentado por intelectuales, ideal para descansar en medio de la jungla de cemento o presenciar alguna presentación cultural; y la Casa de las Rosas, un caserón donde se respira arte y hoy funciona un espacio cultural. El emblemático Edificio Fiesp alberga una galería de arte, teatro y espacios para espectáculos. También es imperdible la magnífica Livraría Cultura (4.300 m² en tres pisos donde los amantes de la lectura se pierden o encuentran lo inhallable) de donde es muy difícil salir sin algún paquete en mano.
PARQUE IBIRAPUERA
El parque Ibirapuera es el pulmón verde de San Pablo, con 1.584 km² y un diseño en el que participaron el arquitecto Oscar Niemeyer y el paisajista Roberto Burle Marx. Eventos, conciertos, actividades artísticas, numerosos museos y tres lagos interconectados forman parte de su paisaje. Se destacan el Monumento às Bandeiras, que recuerda a los bandeirantes, que definieron los límites del actual territorio brasileño; y el Palacio de las Industrias, actual sede de la Bienal de San Pablo y la São Paulo Fashion Week. Otros atractivos son el Pabellón Japonés, el Planetario, el Vivero y la Oca, donde se realizan exhibiciones artísticas. Entre los museos que se distribuyen en el parque destacan el de Arte Moderno (MAM), con más de 4 mil obras, entre las que sobresalen algunas de Cándido Portinari, Emiliano Di Cavalcanti y Tarsila do Amaral; y el Museo de Arte Contemporáneo (MAC).
JARDINS
Si de glamour se trata, San Pablo también lo tiene todo. En este sentido, es ideal pasear por los barrios de Jardins (en realidad son cuatro “jardines”: Jardim Paulista, Jardim América, Jardim Paulistano y Jardim Europa), donde se encuentran las tiendas chic y restaurantes gourmet, sobre todo sobre las calles Oscar Freire y Haddock Lobo. Paralela a la calle Haddock Lobo se encuentra la Rua Augusta. Aquí es donde se pueden encontrar tiendas de diseño de productores locales, además de restaurantes y bares de todos los estilos. Ahora, si la intención es salir de bares, el lugar es Vila Madalena: desde los clásicos “botecos” brasileños hasta los que reúnen a fanáticos del fútbol o a parte de la intelectualidad local.
CULTURA JAPONESA
En el barrio de Liberdade se respira una atmósfera oriental única y se palpa un poco de la diversidad cultural paulistana. Allí se encuentra la mayor colonia de japoneses fuera de Japón, a la que se suman también chinos y coreanos. Tras fotografiarse en el monumental toori, tradicional puerta de entrada al barrio, hay que recorrer la calle Galvão Bueno para encontrar desde kimonos hasta vajilla, desde ingredientes exóticos hasta sushi al paso. Además de los muchos comercios, los fines de semana se instala en el barrio una pintoresca feria.
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