La categorización asegura que “Green book”, el filme que protagonizan Viggo Mortensen y Mahershala Alí, y que obtuvo tres premios Oscar, incluido el de mejor película, es una road movie. Esto supone, por sí solo, un viaje, un devenir, un periplo iniciático que nunca deja a los personajes igual a como los encontró. En este caso, además, la película dirigida por Peter Farrelly se basa en una historia real. Tanto, que uno de sus guionistas y productores, Nick Vallelonga, es uno de los hijos del personaje que corporiza Mortensen.
Green Book o un viaje al corazón de Louisiana
La historia plantea la gira musical de un excelso pianista de color por el sur de los Estados Unidos, en un viaje donde se va tejiendo la relación de dos personajes muy, muy diferentes, como los que interpretan Mortensen y Alí.
Pero la realidad es que la película casi no tiene “kilometraje”, pese a ser una road movie. Y es que fue rodada, prácticamente en su totalidad, en el estado de Louisiana, y mayoritariamente, en Nueva Orleans y sus alrededores.
Ni siquiera las escenas que supuestamente, según la historia, transcurren en Nueva York, se rodaron en la Gran Manzana.
LA FALSA NYC.
La historia comienza en la Gran Manzana, donde Tony Vallelonga (Viggo Mortensen) es contratado como chofer-guardaespalda de Don Shirley (Mahershala Alí), un excelso pianista afroamericano que pretende encarar una gira de conciertos por el sur de Estados Unidos.
Esto lleva a que Vallelonga (Mortensen) abandone su trabajo como portero del “Copacabana Club”, de Manhattan. Y aquí aparece la primera sorpresa: el local que se ve en el filme se creó “maquillando” el exterior del International House Hotel, de Camp Street, Nueva Orleans, y utilizando el interior del Teatro Carver, de la misma ciudad.
Ante de eso, otra escena pretendidamente neoyoquina se rodó en realidad, en el Clover Grill, una hamburguesería situada en el 900 de Bourbon Street, en pleno Barrio Francés de Nueva Orleans.
Finalmente, Vallelonga inicia el viaje separándose de su familia (esposa e hijos) y alejándose del Bronx, donde vive. Ese célebre distrito es en la película personificado por el centro de la ciudad de Hammond (a 72 km. de Nueva Orleans). Puntualmente, se trata del cruce de las calles East Thomas y Cypress. Uno de los edificios que se ve es el Northshore Broadcasting, al que para que pareciera más neoyorquino, se le adicionó una falsa estructura de hierro de escaleras de emergencia, típicas de la Gran Manzana.
También en Hammond se rodó la escena en donde Shirley debe ser “rescatado” por Vallelonga: se trata de Benny’s Place, en West Thomas Street.
EN EL CAMINO.
Ya camino al Sur, reunidos los personajes, una de las escalas es una fiesta privada pretendidamente en Pittsburgh. El escenario, en cambio, es la W.P. Brown House, situada en el 4717 de St. Charles Street, en Nueva Orleans. Se trata de una maravillosa mansión renacentista construida para un magnate del algodón, en 1904.
Otra escala pretendida es en Hanover, en el estado de Indiana, pero en realidad es el Auditorio McAllister, del campus de la Universidad de Tulane, de Nueva Orleans.
El encuentro con amigos músicos de Shirley, que según la historia sucede en un hotel de Memphis, se rodó en el Hotel Roosevelt, de Channel Street, una arteria célebre de la ciudad franco-estadounidense. Otro escenario de concierto de Shirley es el Club house del Country Club English Turn, un célebre campo de golf vecino a la ciudad.
El rodaje abandonó Nueva Orleans cuando se grabó la improvisada jam session de jazz de Shirley en un bar, que no es otro que el Ruby’s Roadhouse, de Lamarque Street, en Mandeville. Y también cuando en otro concierto privado el escenario elegido fue Houmas House Plantation, en la vecina localidad de Ascension Parish. Del mismo modo, el improvisado picnic a la vera de la ruta fue rodado en el Fried Chicken de Miss Anne, en la localidad de Amite.
Cuando llega el momento del concierto en Macon, Georgia, el escenario seleccionado es el Orpheum Theatre, de Nueva Orleans. Una situación muy curiosa se produjo allí cuando se vieron esas escenas en el filme, el día del estreno de la película, en el marco del Festival de Cine de Nueva Orleans de 2018, que se desarrolló en esa sala de concierto. Mágicamente, los espectadores veían en pantalla el mismo ambiente que los rodeaba.
LA GREEN BOOK El nombre del filme deviene de la “Negro motorist green book”. En tiempos de la segregación racial, un cartero neoyorquino llamado Victor Hugo Green, escribió la Green book. Se trata de una guía de viaje para turistas de color. En ella se detallaban todos los servicios y sitios amigables, a los que un viajero afroamericano podía acceder, especialmente en el sur de los Estados Unidos. Recordemos que hasta bien entrados los años 60, en muchos estados del Gran País del Norte, existían servicios separados y diferenciados entre blancos y negros. Desde sanitarios y asientos en el transporte público diferenciados y adjudicados para unos y otros, hasta bebederos y hoteles. No se consideraban a ambos grupos sociales iguales y “mezclarse” estaba prohibido. La Green book tuvo cuatro ediciones en 1940, 1947, 1954 y 1963, luego desapareció hasta que fue reeditada en 2017, en formato de facsímil.
TURISMO Y VIAJES: LAS ROAD MOVIES Es quizás el ejemplo más clásico donde se cruzan los viajes y el cine. Sin embargo, no son completamente una película de viaje, donde se desarrolla el Mito del Héroe, de aquel que encara un periplo, en circunstancias entre desesperadas e ineludibles, que le cambiará la vida. Las road movies están circunscriptas a las carreteras, donde muchas veces el propio auto es un protagonista más, así como el paisaje. Cinematográficamente es un género muy abonado, muchos grandes directores han hecho su propia road movie. Un repaso caprichoso e incompleto de títulos para recomendar y volver a ver, debería incluir “Sucedió una noche”, dirigida por Frank Capra; “Malas tierras”, del siempre misterioso Terrence Malick; “Corazón salvaje”, de David Lynch; y “Thelma y Louise”, del multipremiado Ridley Scott. El cine europeo también tiene sus propias propuestas: “En el curso del tiempo”, de Wim Wenders; “Te querré siempre”, de Roberto Rosellini; o “Week-end”, una road movie con pinceladas de comedia negra dirigida por Jean Luc-Goddard. De Latinoamérica dos: la autóctona “Caballos salvajes”, de Marcelo Piñeyro; y la más jugada “Y tu mamá también”, acaso el filme que lanzó a la fama al mexicano Alfonso Cuarón.
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