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Rincones de ensueño al lado del camino

A todos aquellos viajeros que, maravillados por la belleza paisajística del Norte, se prometieron –copa de Torrontés en mano–: “Tenemos que volver con más tiempo”, Viajando Norte les propone descubrir algunos pueblitos que no encabezan las listas de las guías de viaje, pero que atesoran las raíces, sabores, aromas y colores de un norte genuino y profundo.

VILLA ATAMISQUI.

El itinerario propuesto está planteado de sur a norte y comienza en Santiago del Estero. Allí, en Villa Atamisqui, a escasos km. del departamento de Loreto –distante a 56 km. de la capital provincial–, las tejedoras trabajan a diario en telares creados por ellas mismas.

Frente a la plaza principal se encuentra la Asociación de Tejedoras Atamisqueñas, donde más de 40 teleras exponen sus hermosos trabajos.

Pero es interesante resaltar que estas mujeres también se ocupan de la producción de la lana, el teñido, la venta y el trenzado. De este modo, producen coloridos diseños en los que prevalecen los tonos tierra, amarillos, rojos, verdes y violetas extraídos de pigmentos naturales que se obtienen de cortezas, raíces y savias de árboles; además de manzanilla, cebolla, yerba mate y hongos.

El trabajo de las tejedoras es parte de la herencia familiar que se transmite por generaciones y pone en valor una tradición que involucra el armado del telar, la técnica de tejido, la coloración de los pigmentos y el diseño de las piezas.

AMAICHA DEL VALLE.

La pequeña localidad de Amaicha del Valle se encuentra a 164 km. de San Miguel de Tucumán, capital de la provincia.

Su estratégica ubicación, en el extremo sur de los Valles Calchaquíes, facilita el acceso desde Salta, Catamarca o desde la encantadora villa de Tafí del Valle.

En el acceso al pueblo se encuentra el Museo de la Pachamama, un espacio que sin duda recomendamos visitar. Se trata de un centro de interpretación de 10 mil m² creado por el artista Héctor Cruz, quien pone en valor la enorme cultura de los pueblos que habitan y habitaron los Valles Calchaquíes.

El museo está avalado por el trabajo que realizó el artista durante cuatro décadas y su acervo se distribuye en salas de arqueología, geografía y antropología, entre otras temáticas. Además se puede apreciar una impactante colección de obras de arte realizadas por el mismo Cruz.

Una mención aparte merecen los exteriores del complejo, donde es posible admirar inmensas esculturas que representan a dioses mitológicos.

Quienes deseen profundizar en la historia de los pueblos originarios pueden desandar los 26 km. que separan a Amaicha del Valle de las Ruinas de Quilmes.

Para ingresar se abona un arancel que incluye la visita con un guía acompañante. Desde la altura del cerro Alto El Rey se contempla una inolvidable panorámica de los valles. Al recorrer este antiguo asentamiento podremos descubrir las fortalezas, las viviendas, los acueductos y las terrazas de cultivo, y así elaborar una semblanza de buena parte de nuestra historia.

TINOGASTA.

A lo largo de los 55 km. que conforman La Ruta del Adobe –que se extiende por pequeños pueblitos a la vera de la Ruta Nacional 60–, hay varias edificaciones que por su belleza, conservación y valor histórico y patrimonial merecen ser visitados. Para poder organizar el paseo sugerimos hacer base en la localidad de Tinogasta.

Allí se encuentra Casa Grande, una singular construcción ubicada a dos cuadras de la plaza principal. Esta edificación funciona como una posada y es el punto de inicio de esta ruta que pone en valor antiquísimas estructuras erigidas en barro, paja y estiércol.

Partiendo desde Tinogasta les recomendamos desandar la Ruta Nacional 60 para conocer el oratorio de los Orquera, edificado a principios del siglo XVIII con vigas de algarrobo curvado y una torre campanario en forma circular construida con barro. Más adelante, en La Falda, la iglesia de Andacollo conserva sus líneas neoclásicas, con molduras talladas en cemento y cal. También se puede visitar el Monumento Histórico Provincial Mayorazgo de Anillaco, y la iglesia Nuestra Señora del Rosario.

AIMOGASTA Y BARREAL DE ARAUCO.

En las últimas estribaciones de la sierra de Velazco nace Aimogasta, la capital de Arauco, que con su clima árido, caluroso y seco, sin embargo, es fértil para el desarrollo de las plantaciones de olivos. A tal punto, que ostenta un árbol cuatricentenario, y fue declarada Capital Nacional del Olivo.

De esta manera, los paseos por fincas de cultivos, la degustación de aceites y vinos, así como la visita al único centro termal en la zona conforman el itinerario ideado para los viajeros adeptos a los placeres terrenales y la relajación. Sin embargo, quienes disfruten de la adrenalina también se encontrarán con la zona de Barreal de Arauco; un lugar ideal para la práctica deportiva del carrovelismo, gracias a su superficie plana, sin vegetación y expuesta a fuertes vientos.

Finalmente, muy cerca de Barreal de Arauco se eleva un peñasco de 12 m. de alto en cuyo perfil los cristianos identifican un rostro humano semejante al de Jesús. Esta formación se denomina El Señor de la Peña y representa el destino de turismo de fe más representativo de la La Rioja.

SAN LORENZO.

A sólo 10 km. de la capital salteña, la encantadora villa de San Lorenzo recibe al viajero con un clima fresco, ideal para paliar las tardes de verano. Allí, salpican el paisaje las más hermosas casonas coloniales que despuntan a través de la espesa vegetación.

El canto de los pájaros acompaña a los paseantes hasta la ouebrada de San Lorenzo, de extraordinaria belleza, y preferida para extender la caminata durante las tardes veraniegas.

Hortensias, ceibos y casonas coloniales pueblan de colores y texturas el sendero que desemboca en el río Lesser, donde durante los meses más cálidos gran cantidad de turistas y locales que visitan la villa improvisan refrescantes paseos a pie o en bicicleta.

Quienes dispongan de un rato más podrán llegar hasta Loma Balcón para contemplar el inimaginable verde esmeralda de las serranías locales. Esta zona ofrece un ámbito natural privilegiado para la práctica de actividades de turismo aventura y ecoturismo.

HUACALERA Y UQUÍA.

A sólo 16 Km. de Tilcara se localiza Huacalera, un pequeño poblado donde se emplaza un monolito que recuerda el cruce de la línea imaginaria del Trópico de Capricornio, exactamente, en ese punto del mapa.

Luego de la foto de rigor, le recomendamos seguir viaje hacia el pequeño pueblo de Uquía, ubicado en el corazón de la Quebrada de Humahuaca, para conocer el patrimonio de la singular iglesia de San Francisco de Padua, que data de 1691 y fue declarada Monumento Histórico Nacional. En su interior se conservan pinturas restauradas de la escuela cusqueña y podrá descubrir la impactante serie de Los Ángeles Arcabuceros, representaciones angelicales difundidas en la zona andina desde el siglo XVII.

De este modo, le proponemos que se tome un momento para apreciar la creatividad de los artistas responsables de estas obras, que representan a unos singulares guerreros andróginos, ataviados con trajes españoles masculinos. Sus ropas con profusión de encaje, lino, seda y plumas, así como sus coloridos sombreros de fieltro, completan estas composiciones artísticas únicas.

Luego de recorrer estos encantadores rincones del Norte argentino estamos en condiciones de asegurar que tanto ustedes como nosotros no dejarán pasar la oportunidad de proponer un nuevo brindis y la futura promesa de regresar aun con más tiempo.

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