La falta de avidez por conocer verdaderamente una ciudad, y la mala fama que se ganó en otros tiempos, han hecho que el Bronx haya quedado marginado de los programas de las agencias de viajes durante muchos años.
Pero en el último tiempo, gracias al trabajo de las autoridades turísticas de Nueva York, el distrito ha ganado un marcado posicionamiento y de a poco ha comenzado a ser frecuentado por los turistas.
Para llegar, basta con tomar el subte –a lo sumo se tarda 40 minutos– y, si se está en auto, llegar a través de los tres puentes que unen al Bronx con Queens: Triborough Bridge, Whitestone Bridge y Throgs Neck Bridge. También, claro, es posible ir en auto o bus desde Manhattan atravesando Harlem.
Una vez allí, el recorrido puede iniciarse en lo que es el centro neurálgico del barrio: la Arthur Avenue, que es la calle principal de la Little Italy del Bronx, una hermosa zona tan pintoresca como su par de Manhattan, ocupada por gran parte de los italianos que habían llegado a la urbe principios del siglo 20.
Sobre esta arteria, y en las adyacencias, abundan las trattorias, restaurantes, cafés, tiendas de delicatessen gourmet y panaderías donde es posible comer exquisiteces en ambientes muy acogedores.
En cuanto a los atractivos, cada turista elegirá el orden que desee. En este caso, el itinerario continúa por el famoso Yankee Stadium, uno de los más tradicionales del béisbol estadounidense. Inaugurado en 1923, este impresionante recinto –que también se usa para recitales y peleas de boxeo– tiene capacidad para 60 mil espectadores y fue por muchos años la casa del legendario Joe Di Maggio, quien vistió la casaca de los New York Yankees durante más de una década. A lo largo de la visita se puede conocer el Monument Park, área dedicada a la memoria de los mejores jugadores del club; el New York Yankees Museum, y el Great Hall, amplio espacio con tiendas y restaurantes.
Yendo de un sitio a otro, en algún momento se atravesará la Grand Concourse, ancha avenida inspirada en Les Champs Elysées. A medida que se avanza por sus cuadras, el visitante quedará asombrado por la gran cantidad de edificios de estilo art-déco, de los que sobresale el Loew’s Paradise Theater. Este magnífico teatro, inaugurado en 1929 y con capacidad para 4 mil personas, fue durante muchos años el lugar de reunión de los habitantes del barrio. Durante la década del ’70 fue dividido en varias salas pequeñas y en los ’80 cerró sus puertas. Pero después de una gran inversión para renovarlo, el Paradise volvió a brillar como en sus mejores épocas, aunque ahora permanece alquilado a una iglesia. Así y todo, vale la pena detenerse a apreciar su distinguido frente. Hacia el norte de esta avenida, puntualmente en el 1150 W 167th St, en el barrio de Highbridge, se encuentra la famosa escalera que aparece en la película The Joker, que en los útlimos tiempos ha sido "invadida" por cientos de turistas que desean fotografiarse en esta especial locación de la película.
ESPACIOS VERDES Y ATRACCIONES FAMILIARES.
El Bronx incluye en su oferta de paseos numerosos espacios verdes como el Van Cortland Park, ideal para caminatas que se pueden combinar con la visita al edificio más antiguo del Bronx: el Van Cortlandt House Museum. Otros atractivos parques son el Pelham Bastidor Bay, Crotona, Claremont, St. Mary’s, Mosholu, Jerome Park Reservoir y la Bronx River Parkway Reservation, además de la zona de Wave Hill.
Lejos de estas opulencias está la Edgar Allan Poe Cottage, cabaña de madera donde vivió el gran poeta y escritor y que fue su último hogar. Poe se mudó allí en 1846 junto con su esposa Virginia, enferma de tuberculosis, para alejarse del ruido y la contaminación de Manhattan, ya que en el Bronx aún reinaba aire puro y fresco. En sus instalaciones se conservan muebles, objetos y otras pertenencias del reconocido autor.
Claro que el Bronx dispone también de atracciones tradicionales y para toda la familia, como el Zoológico y el New York Botanical Garden. El Zoo, inaugurado en 1899, es uno de los más grandes de los Estados Unidos. Cuenta con más de 6 mil mamíferos, peces y aves de 700 especies distribuidos en enormes áreas verdes que pueden ser recorridas a pie, en tren, en mono-rail o en un teleférico.
Otro tradicional atractivo es la Orchard Beach, una playa ubicada en el Pelham Bay Park, ideal para pasear.
HIP HOP, JAZZ Y SABROSAS LANGOSTAS.
A diferencia de su vecino Harlem, que fue y es tierra de jazz, el Bronx es el territorio natural del hip hop, hoy el género musical más popular de la tierra. Nació en estas calles, a mediados de la década del ’70, con la realización de fiestas en las que surgieron los primeros dj’s callejeros cuyos ritmos entrecortados eran acompañados por improvisaciones vocales a pura rima, lo que originó el rap.
Unos pocos años antes había nacido en el barrio el arte del graffiti, actividad muy apegada al hip hop que todavía hoy es visible en paredes y vagones de tren. Al respecto, el primer miércoles de cada mes, el visitante puede subirse al Free Bronx Tour Trolley, un ómnibus gratuito que recorre las principales áreas en las que se experimentan estas dos manifestaciones artísticas.
Continuando con la música, los amantes del jazz tienen en Bronx la oportunidad de conocer las tumbas de algunos de los más grandes nombres del género como Miles Davis, Duke Ellington, Lionel Hampton, Coleman Hawkins y el compositor de blues W.C. Handy. Es en el Woodlawn Cemetery, uno de los cementerios más grandes de Nueva York. Ubicado en la apacible zona de Rollins Hills, cuenta con extensos caminos arbolados por los que se puede transitar en automóvil. Además de los mencionados, también descansan aquí la recordada Celia Cruz y el autor de Moby Dick, Herman Melville.
Por el lado del arte, The Bronx Museum of Arts, de entrada gratuita, invita a muy interesantes muestras de pintura, fotografía y escultura, además de instalaciones y videos. El moderno edificio, de original geometría y ubicado en el 1040 de la Grand Concourse, puede visitarse de miércoles a domingo.
Por último, para pasar un momento sumamente relajado, y combinarlo con una buena comida, es aconsejable la excursión a la comunidad marítima de City Island, a sólo 20 minutos en auto del centro de Bronx. Este pueblo costero, de tranquilas callecitas con casas de estilo victoriano, propone recorrerlo pausadamente aunque también se pude optar por plácidas salidas de pesca o avistaje de aves. La estadía también puede incluir la visita al Museo Náutico, un recorrido por las avenidas King, Minnieford y Fordham, para apreciar la mencionada arquitectura; y, por supuesto, probar las exquisitas langostas –un clásico de la zona– en los numerosos restaurantes de la City Island Avenue.
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