CENTRO HISTÓRICO.
Imprescindibles de Ciudad de México
Comenzamos la jornada visitando el Centro Histórico, que corresponde al emplazamiento original que los conquistadores españoles sobrepusieron a Tenochtitlán, la ciudad de los aztecas. Allí es posible darse una vuelta, partiendo desde el Zócalo –uno de los símbolos más importantes de la urbe junto con el monumento del Ángel de la Independencia –, por la Catedral Metropolitana, una de las principales obras del arte mexicano; y a media cuadra, por el antiguo colegio de San Ildefonso, fundado en 1588 por los jesuitas y testigo de grandes encuentros como los de Frida Kahlo y Diego Rivera. Muy cerca, también caminando, se puede llegar hasta la Secretaría de Educación Pública, donde Rivera dio rienda suelta a la pintura a través de sus murales. Sobre la misma calle el visitante encontrará librerías con ediciones recientes y antigüedades.
El derrotero continúa por otros edificios de importancia como el Palacio Nacional, el Ayuntamiento, el Palacio del Arzobispado y la Academia de San Carlos. El orden de los sitios de interés lo puede poner el viajero, al igual que la opción de sumar más lugares si es que dispone de más tiempo. Un alto en el paseo lo dirige al café Tacuba o la cantina La Ópera –ambos sitios con historia y leyendas– antes de ingresar al Museo del Templo Mayor, otrora de Tenochtitlán.
Por la tarde, hará otro stop en el Mercado de San Juan para disfrutar de un café exclusivo de Chiapas y Veracruz y deambular por sus pasillos en busca de alimentos exóticos y otros secretos.
Si quedan fuerzas, a la noche el programa es el bar León, donde podrá bailar toda la noche al ritmo de la salsa. O caminar hasta la plaza Garibaldi, epicentro de los mariachis.
HACIA OTROS CONFINES CITADINOS.
Unas cinco cuadras separan al Zócalo de la Alameda Central, un espacio verde para pasear y relajarse antes de ingresar a alguno –o a todos– de los museos que la rodean. Allí se levanta el Museo Mural Diego Rivera, donde apreciar el “Sueño de una Tarde Dominical en la Alameda”, mural que Diego pintó para el Hotel del Prado, víctima del terremoto de 1985.
En las inmediaciones también se encuentran el mirador Torre Latino; el Palacio de Bellas Artes, en cuyos detalles se observa la pasión nacionalista de la época revolucionaria; y el Palacio de Correos, cubierto en su interior con dorada filigrana, y que alberga el Museo Postal.
En la zona hay muchos restaurantes para descansar un rato antes de salir a desandar el Paseo de la Reforma, la avenida más bella de la ciudad. En dirección a Chapultepec se encuentra la Zona Rosa, otro sector para pasear y hacer algunas compras. Para las últimas horas del día recomendamos contratar un tour gastronómico para saborear los platos típicos de la consagrada cocina mexicana.
BARRIOS CON IDENTIDAD PROPIA.
Junto a la Catedral está la terminal del Turibus que le permitirá llegar a sitios más alejados, como Chapultepec y Polanco. El primero es el parque público y centro recreativo más grande de la ciudad, donde hay museos, lagos, teatros, zoológico, centros culturales, jardín botánico, restaurantes, parque de diversiones, cafeterías y opciones de paseos. Los museos de Historia (antiguamente el castillo que fue palacio imperial y residencia presidencial) y de Antropología valen una visita si al viajero le interesa la temática.
Polanco, por su parte, fue en sus inicios una exclusiva zona residencial de lujo, carácter que conservó por muchos años. Allí se levantan las tiendas más exclusivas, restaurantes, joyerías y galerías de arte.
Es posible seguir camino con el Turibus hacia la glorieta de la Cibeles (plaza Madrid), donde hacer un trasbordo a la Ruta del Sur que lo llevará a la avenida más larga del mundo: de los Insurgentes. Siga toda la ruta para llegar a Coyoacán, un área que conserva un ambiente bohemio y donde podrá comer algo en un mercado típico a precios muy económicos. Si aún queda resto le recomendamos el Museo Casa Frida Kahlo “Casa Azul”, donde se deleitará con las obras de esta famosa artista.
Temas relacionados