Arica, la puerta de entrada a Chile, es un lugar mágico. Una ciudad costera, con playas limpias e interminables, de blancas arenas, que dibujan el límite entre el gigantesco océano Pacífico y una tierra desértica que a través de los siglos ha albergado a diversas e interesantes culturas.
Uno de sus principales atractivos es el borde costero, permanentemente invadido por miles de deportistas de todo el mundo que se sienten atraídos por sus posibilidades de turismo de aventura, privilegiadas durante todo el año por su clima cálido.
Los deportes más practicados son el buceo, la pesca, el surf y el bodyboard. También deportes extremos; allí todos los años se realizan exigentes competencias de carácter internacional. Asimismo, es posible practicar actividades al aire libre, como parapente, natación, cabalgatas y trekking por sus extensas playas.
Los balnearios más destacados son La Lisera, preferidos por los más pequeños por sus apacibles aguas; El Laucho, donde los visitantes toman agradables baños de sol; El Chinchorro, el cual brinda la alternativa de realizar largas caminatas y juegos de paletas; y Las Machas, donde es frecuente ver a los amantes del bodyboard, surf y otros deportes acuáticos disfrutar de las aguas del Pacífico.
Exploradores del mundo.
Para los que llegan en busca de experiencias nuevas y sorprendentes, esta hermosa ciudad ofrece un sinfín de atractivas características, de esas que tornan a un destino inolvidable. Porque visitar Arica significa hacer un recorrido por su historia, por sus callejuelas, mezclarse entre su gente, contemplar su arquitectura y elevar los sentidos para hacer del viaje una verdadera y placentera aventura.
Un sitio ideal para iniciar el recorrido es el Morro de Arica. Este monumento histórico de 110 m. de altura brinda una vista panorámica de la ciudad, así como de la inmensidad del mar y el inmejorable contraste con el desierto.
Singulares edificios son los de la ex Aduana, la Casa de la Gobernación y la catedral San Marcos, construida entre 1871 y 1875, en reemplazo de la iglesia matriz destruida por el terremoto de 1868. Todos estos emblemas arquitectónicos están ubicados en el plano central de la ciudad, frente al puerto, y pertenecen al reconocido arquitecto francés Gustavo Eiffel.
Asimismo, forma parte de su obra el ferrocarril Arica-La Paz (construido en virtud del tratado de Paz, Amistad y Comercio suscripto entre Chile y Bolivia en 1904). Fue inaugurado en 1913 y operó hasta 2001; en tanto, se planea que para 2010 comience a funcionar nuevamente, tras la renovación de la línea férrea.
Por otra parte, los aventureros que deseen descubrir el desierto más árido del mundo lo pueden hacer en vehículos de doble tracción o mountain bike.
Asimismo, los valles de Azapa y Lluta cuentan con varios senderos que se caracterizan por su escarpado relieve, diversidad de colores en sus cerros, cuyas laderas lucen milenarios jeroglíficos.
Por las noches, el cielo abierto permite regocijarse observando las estrellas, las que brindan un mágico espectáculo.
Resulta imposible continuar con este recorrido sin antes deleitarse con la variada y exquisita oferta gastronómica de la ciudad, basada en pescados y mariscos, frutas frescas y verduras traídas desde sus fértiles valles (Azapa y Lluta producen hortalizas, cítricos y las afamadas aceitunas del mismo nombre).
Más allá del valle puede visitarse el pueblo, sumergido en una profunda quebrada. Otras opciones son las visitas a las iglesias y cultivos de la zona, trekking por el valle y paseo por el lugar donde es fabricado de forma artesanal el vino Pintatani.
Por otro lado, las excursiones de día completo permiten conocer el Monumento Natural Salar de Surire, ubicado a 4.200 msnm. Esta reserva natural se caracteriza por sus diversas áreas y ecosistemas de altura, con especies como el ñandú, flamencos, vicuñas, alpacas y llamas.
También es posible disfrutar de las termas de Polloquere, que cuentan con piscinas termales, tinas, baños de barro, baños de vapor y pozas naturales.
Catalogado como el nuevo destino del altiplano chileno, el valle de Codpa tiene algunas de las características más apreciadas por los turistas: silencio, paz y, especialmente, la pureza de sus cielos, que permiten tener increíbles vistas de las estrellas durante la noche. Asimismo, su riqueza cultural se refleja en pequeños pueblos como Timar y Guañacagua, donde iglesias del siglo XVI y construcciones típicas del altiplano son atractivos imperdibles. También el complejo ofrece una visita al pueblo de Ofragía -ubicado a 5 km. de Codpa-, donde se pueden apreciar petroglifos a lo largo del camino.
Cultura chinchorro: un legado ancestral.
La región de Arica-Parinacota esconde una riqueza cultural inimaginable que invita a descubrirla paso a paso. Es así como el legado arqueológico de la cultura chinchorro sorprende a todos los viajeros.
Ese pueblo, en su mayoría compuesto por pescadores y recolectores, se asentó desde Ilo (Perú) a lo largo de la costa árida del desierto de Atacama hasta la costa de Antofagasta, II Región de nuestro país.
Uno de los rasgos más sorprendentes de los chinchorro fue la momificación de sus muertos, técnica enmarcada dentro de una filosofía tanatológica (referente a la muerte y sus causas desde una perspectiva médica o científica).
Las momias de esta etnia datan del 8.000 A.C., es decir, 3.000 años antes que las momias egipcias, lo que ha generado una gran admiración a nivel mundial en los diferentes círculos intelectuales y científicos.
La compleja técnica de momificación consistía en la preparación del cuerpo para la otra vida; en el caso de los chinchorros esta fue una creación asombrosamente sofisticada, ya que los cuerpos eran completamente desmembrados para ser posteriormente ensamblados a la perfección, lo que evidencia un conocimiento acabado de la anatomía, además de una espiritualidad manifiesta que se suma a una serie de ritos que aún los científicos intentan descifrar.
Actualmente son 300 los cuerpos momificados que permanecen en las dependencias del Museo Arqueológico San Miguel de Azapa, en donde se recrean 10 mil años de historia local, comenzando por la época de los primeros pescadores y cazadores de la cultura pre chinchorro hasta los actuales habitantes aymaras.
Además, en Caleta Camarones, se encuentra el cementerio de momias chinchorro más grande de la región.
Con el transcurrir de los siglos sus descendientes continuaron habitando la costa del Pacífico, y hacia 1700 A.C. abandonaron la práctica de la momificación artificial.
En el sistema funerario de las poblaciones poschinchorro, los cuerpos sólo eran enterrados en una posición flectada, momificándose naturalmente debido a la acción desecante del desierto. Sin embargo, tanto la momificación artificial como la natural evidencian que la preocupación por la muerte y el sentido de la existencia tuvo una poderosa influencia en la vida cotidiana de las culturas prehispánicas.
La complejidad de la cosmovisión de esta cultura en un medio con reducidos recursos, y escasas técnicas y conocimientos, refleja una cultura con un profundo sentido trascendente y espiritual, lo cual ha llevado a una serie de organismos e instituciones a postular a las momias chinchorro como Patrimonio de la Humanidad.
Rostros de un pueblo.
Otro legado destacado son los geoglifos, petroglifos y pictografías de origen prehispánicos, pertenecientes a culturas originarias que han poblado la región desde hace siglos. Sus figuras pueden verse en las laderas de los cerros, muchas de las cuales marcan los caminos desde el altiplano, dado que todas miran al océano Pacífico.
Entre ellas están los geoglifos cerro La Tropilla; su simbología refleja la época de la denominada cultura arica (año 1400). Sus creadores fueron agricultores que mantuvieron un intenso intercambio con las poblaciones ganaderas alto andinas, comercio que se realizaba mediante recuas de llamas.
Los geoglifos de Lluta se destacan por sus figuras antropomorfas y zoomorfas, como la rana, la serpiente y los gigantes, dos hombres de 56 m.
Por su parte, los del cerro Sagrado pertenecen a la época del dominio preinca y representan motivos de figuras humanas y de animales de la zona, como camélidos, serpientes y lagartos.
Los petroglifos de Ofragía, en el valle de Codpa, son singulares por representar formas antropomorfas y zoomorfas.
Parinacota: paraíso en las alturas.
El altiplano es uno de los lugares más conmovedores de la región debido a su belleza paisajista; la tierra y el cielo se unen en el horizonte, y las nubes seducen con sus diversas formas y colores.
Es allí donde se encuentra el Parque Nacional Lauca, la Reserva Nacional Las Vicuñas y el Monumento Natural Salar de Surire, los que conforman la Reserva Mundial de la Biósfera declarada por la Unesco en 1983.
El área cuenta con una superficie de 358.312 ha., lo que equivale al 44% de la superficie de la provincia de Parinacota. Rodeados por un entorno medioambiental altamente frágil y vulnerable, su flora está compuesta por tolares, cactus candelabros, bofedales y fauna endémica, como camélidos y variada avifauna (parinas, taguas gigantes y pato jergón).
La reserva se ha convertido en uno de los escenarios naturales más imponentes a la hora de desarrollar una variada gama de actividades dentro del denominado Turismo de Intereses Especiales.
Esta monumental placa andina abre sus puertas para que el turista disfrute al máximo el entorno natural a través del montañismo, escalada, turismo aventura, ecoturismo, safaris fotográficos, entre otras modalidades.
Coronan esta belleza escénica el lago Chungará, y los volcanes Pomerape y Parinacota -conocidos como Los Payachatas-, que emergen imponentes en medio del frío y el silencio, a más de 6.000 msnm.
Por otro lado, la presencia de la etnia aymara en estos territorios enriquece las tradiciones, con rituales que veneran y agradecen a la madre tierra: la Pachamama.
Su arquitectura, reflejada en el diseño y forma de construcción en adobe de las iglesias altiplánicas, dan cuenta de una nueva concepción de la vida; complementariedad, desde la relación hombre-mujer, y reciprocidad y respeto entre los sujetos y su entorno; siendo estos los fundamentos y las bases del entendimiento de esta cultura.
No hay que olvidar que este paraíso se encuentra sobre los 4.000 msnm., llegando incluso a los 6 mil. Para evitar apunamientos -originados por la falta de oxígeno-, se recomienda alojarse en el lugar la noche previa para descansar y aclimatarse, para disfrutar luego de las excursiones a sus termas, recorridos por terrazas agrícolas y portales coloniales de interesantes diseños.
Putre, la capital del la provincia de Parinacota, reúne la mayoría de los servicios necesarios para que el turista practique trekking, mountain bike y montañismo. En los senderos es posible adquirir circuitos turísticos programados, con itinerarios cerrados, o contratar a un guía local para que lo acompañe en las caminatas, visitas a los atractivos del lugar o, desde el pueblo, admirar al volcán nevado Tarapacá en todo su esplendor.
Para descansar y reponerse de las extenuantes actividades realizadas durante el día, la ciudad ofrece servicios de alojamiento para todos los gustos y una variada gastronomía, fuerte en carne de camélidos y acompañamientos de quínoa, orégano y arroz. También es posible degustar variadas alternativas vegetarianas.
En cuanto al equipamiento, la capital regional cuenta con conexión a Internet, señal de telefonía móvil, centro de llamados, biblioteca municipal, banco, minimarket, kioscos, retén de carabineros, consultorio y transporte con servicios de buses entre Putre y Arica.
Otros lugares imperdibles son Socoroma, para conocer la producción de orégano; y visitar la iglesia y campanario en Belén. Ambos pueblos son aptos para realizar agroturismo; se puede participar de alguna actividad, como la recolección y limpieza de orégano artesanal.
Rastros del pasado.
Los pescadores chinchorro desarrollaron varios estilos de momificación a través de los siglos, lo que ha llevado a los cuerpos a resistir el paso del tiempo y las adversidades del clima, manteniendo casi intactas sus características. Esto ha llamado la atención de los científicos del mundo, quienes llegan a la ciudad en busca del secreto de este ancestral pueblo.
Algunos de los estilos que se han identificado son los siguientes:
Momias Negras: son las más antiguas encontradas hasta ahora (5.000 y 3.000 años A.C.). Se caracterizan por estar cubiertas por una patina de óxido de manganeso, lo que les otorga un tono negro mate. Se eliminaba completamente de sus cuerpos los tejidos blandos hasta dejar el esqueleto limpio. Luego se reforzaba la estructura ósea con palos, amarrándolos con hiladas torcidas para formar cuerdas. Tronco y extremidades se envolvían separadamente con una estera de fibra vegetal. Finalmente se cubría el cuerpo y rostro con una capa de arcilla, mezclada con alguna sustancia aglutinante, modelando la figura del individuo e indicando claramente su sexo. A menudo la piel humana era reemplazada por piel de lobo marino cuando la propia era insuficiente.
Momias Rojas: estos cuerpos datan de 3.000 y 2.000 años A.C. Caracterizados por estar cubiertos con oxido férrico, llevan largas pelucas de cabello humano. Otra de sus particularidades era que se enterraban en grupos.
Momias Vendadas con pátina de barro: son una variación del estilo rojo, la diferencia es que los preparadores fúnebres disponían la piel en forma de vendaje.
Reserva mundial de la Biósfera Parque Nacional Lauca.
Esta maravillosa zona altiplánica tiene varias áreas para recorrer, entre ellas el lago Chungará, ubicado a 192 km. de Arica y a 51 km. de Putre.
Cuenta con una superficie de 21,5 km2, con heladas aguas provenientes de los ríos Chungará y Sopocalane. La fauna está compuesta por suris, perdices de puna, flamencos chilenos, guallatas, patos yecos, taguas gigantes, guanacos, vicuñas, llamas, alpacas, tarucas, pumas, zorros y vizcachas, los que hacen de la reserva un lugar ideal para realizar safaris fotográficos.
Otras de las actividades recomendadas es el excursionismo a las cuevas, el refugio Rocosa Las Cuevas, Chacus Incaico Las Cuevas y Tambo de Chungará, así como recorrer el pueblo de Parinacota, Chucuyo y las estancias Chungará, Ajata y Cruzane. Asimismo, el río Lauca es una excelente alternativa para pescar.
La reserva cuenta con senderos que permiten apreciar la naturaleza en toda su magnitud. Estos no cuentan con guías personales pero están bien señalizados; además, es posible adquirir un mapa detallado.
El sendero Cotacotani tiene una extensión de 8 km. (se recorre en cuatro horas) y el Parinacota 1 km. (una hora).