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Sudamérica

Montevideo: la ciudad sin ruidos molestos

Por su arquitectura, su configuración y la tranquilidad de su gente, Montevideo aún se muestra reticente a incorporar el ruido y la polución de las grandes metrópolis.
"La calle Durazno nace a la intemperie. Telón ceniciento, palmeras al viento. Abiertas las olas marrones y blancas de la playa chica que muere en el gas. La calle Durazno muere sin saberlo, cuando se ilumina toda de lila, en pleno diciembre, a la hora más lenta. La siesta obligada del jacarandá." (Fragmento de la canción "Durazno y Convención", del cantante y compositor uruguayo Jaime Roos).
Permanentemente en Montevideo flota un cierto aire de nostalgia mixturado con serenidad. Es como una especie de mágico manto que cubre a la ciudad, cuyos efluvios se potencian aún más en épocas de estío. Quien visita Montevideo se topará no sólo con sus características edificaciones bajas, los espacios verdes (aproximadamente 2.000 ha. de plazas) y las extensas playas bañadas por las aguas del Río de la Plata, sino también con la calidez de sus pobladores, quienes termo y mate en mano parecen siempre dispuestos a brindar la hospitalidad que el turista anda buscando.
Quizá la capital de la República Oriental del Uruguay deba su encanto a su privilegiada ubicación: emplazada sobre el estuario del Plata, casi asomándose al Atlántico Sur, la urbe parece aplacar aún más sus hábitos metropolitanos no bien se pone en contacto con la gran costanera que la bordea. Hacia el este, irrumpen la apagada estridencia de los automóviles, los hombres de traje y los puesteros de las ferias. Rumbo al oeste, el murmullo constante de las aguas del río (a esta altura, casi mar) que se entromete una y otra vez en la ribera montevideana.

Pasado y presente en un mismo sitio.
La ciudad aún conserva testimonios de su origen europeo, los cuales se patentizan a partir del trazado urbano y las antiguas edificaciones, emplazadas principalmente en el casco viejo de la misma. Fundada en 1726 por Bruno Mauricio de Zabala, por aquellos tiempos sirvió de plaza fuerte y asentamiento de 13 familias canarias. De 1807 a 1830 la turbulencia de los europeos por la posesión de territorios en estas latitudes también tuvo su eco en Montevideo: durante ese período la pequeña ciudad fue ocupada sucesivamente por fuerzas británicas, españolas y argentinas, hasta que el país proclamó su total emancipación el 25 de agosto de 1825.
Podría decirse que Montevideo todavía se resiste al avasallamiento de la arquitectura moderna, aquella que todo lo cubre de altos y espejados edificios inteligentes, complementados con shopping centers de última generación. No es que la ciudad carezca de tales edificaciones, pero cierto toque poético hace que predominen las construcciones bajas, que sólo en algunas zonas parecen desprenderse del suelo en una gran cortina vertical que, pese a todo, no agobia.
El recorrido más placentero por la reposada ciudad del Plata se hace caminando. Atravesando la Puerta de la Ciudadela -vestigios de la vieja muralla de Montevideo- se sitúa la plaza Independencia, la más grande de la urbe, que une el centro con la Ciudad Vieja. A pocos pasos se visualiza el teatro Solís, inaugurado el 25 de agosto de 1856 (actualmente en reconstrucción), y en el medio de la plaza se erige la estatua del general José Gervasio Artigas, el héroe máximo de los orientales. Quienes se animen pueden visitar el sótano ubicado debajo del monolito, un monumental mausoleo que alberga los restos del prócer.
Atravesar el portal de la Ciudadela significa dar un paso atrás en el tiempo. El silencio se hace presente durante las caminatas vespertinas: de este modo, es posible contemplar a un lado y al otro los derruidos edificios coloniales y las casonas, detrás de cuyas altas puertas se ubican patios donde resuenan voces de antaño.
Del otro lado de la Puerta, Montevideo vuelve a transformarse en aquella ciudad sin demasiados conflictos de tránsito ni polución: sobre uno de los laterales de la plaza Independencia nace la avenida 18 de Julio, principal arteria montevideana y donde se asienta el centro comercial más importante. Con el devenir del tiempo, hoteles, agencias de viajes, compañías aéreas, casas de cambio, restaurantes, cines y galerías escogieron la 18 de Julio y sus adyacencias para desarrollar sus actividades.

Para no olvidar.
Un sitio para no perder de vista es el Cabildo de Montevideo. Ubicado sobre la vieja plaza Constitución, fue escenario de los albores independentistas, que guarda tras sus gruesos muros de piedra. Frente a éste, plaza de por medio, se halla la Catedral, y a pocas cuadras la estatua a Bruno Mauricio de Zabala, fundador de la ciudad.
Existen también otros atractivos turísticos que vale la pena tener en cuenta a la hora de pisar Montevideo: el cerro, una elevación solitaria junto a la bahía del mismo nombre, en cuya cumbre se conserva intacta una fortaleza colonial; el Prado, un espacio verde con un enorme rosedal, monumentos, fuentes, arboledas y un jardín botánico; el parque Batlle y Ordóñez, donde se erige el Estadio Centenario y el Obelisco a los Constituyentes de 1830, entre otras obras; y el parque Rodó, espacio dedicado a la diversión y el descanso.

PARA NO PERDERSE
• Mercado del Puerto: bajo su estructura de hierro forjado, que recuerda a las estaciones de ferrocarriles europeas, se cobijan numerosos locales y un heterogéneo ambiente en el cual se confunden restaurantes, terrazas, músicos ambulantes, artesanos, cómicos, pintores y todo tipo de gente que llega hasta el mercado a comer, comprar o simplemente a observar la curiosa amalgama humana que se da cita en sus alrededores.
Particularmente es el sábado la jornada más bulliciosa.
• Puerta de la Ciudadela: actualmente sólo se conservan las piedras de la base, partes laterales y centrales de una valiosa huella del pasado que demuestra las monumentales obras de defensa del Montevideo de la colonia. Son los restos de la más importante construcción militar, que comenzó a erigirse en 1742 y demandó más de 40 años.

MONTEVIDEO
Distancias: hasta Punta del Este, 138 km.; hasta Chuy, 302 km.; hasta Colonia, 177 km.
Para evitar problemas de inseguridad, es conveniente realizar el paseo por la Ciudad Vieja en horas de la tarde.
Cultura: Montevideo es una ciudad con una buena propuesta cultural. Su carnaval -cuarenta noches de febrero a marzo-, es el más largo del mundo. Allí sobran la alegría y el humor de la murga -mezcla de música, coreografía, llamativo vestuario y sátira política-, junto a desfiles de comparsas plenas de ritmo y color.
Informes: www.turismo.gub.uy.

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